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CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine norteamericano está creando últimamente un nuevo género que podíamos denominar "basado en hechos reales", y es que una gran cantidad de producciones están recurriendo a sucedidos reflejados en los periódicos o bien en libros que cuentan las biografías, no de superhéroes, aunque quizás sí lo fueran, sino de personas corrientes que realizaron hechos en sus vidas que bien merecen la pena conocerse a través de las imágenes de una película.
Esta es la historia de Bernard S. Garrett, originario de Texas, que comenzó de niño siendo un limpiabotas que seguía las conversaciones de los grandes ejecutivos de los bancos cuando les limpiaba sus zapatos o los oía hacer sus negocios a través de las ventanas del despacho y se propuso llegar a ser igual que ellos.
Un día, ya de adulto, le presentaron a Joe Morris, que vive en Los Angeles, y aunque en un principio le pareció un trápala y un mujeriego, posteriormente llegó a contactar con él y a hacer una gran amistad, hasta el punto de convertirse en socios y ganar mucho dinero con las finanzas.
Cuando intentaron hacer negocios más elevados como comprar edificios para reformarlos y sacar unos mejores alquileres, se vieron en la necesidad de contratar a un hombre blanco, ellos eran negros, y eso era un problema en muchas ocasiones.
Así eligieron a Matt Steiner al que entrenaron en jugar al golf para relacionarse con los hombres de negocios y a aprender matemáticas con las que poder calcular los beneficios de los negocios rápidamente.
Llegaron a comprar hasta 170 edificios y posteriormente se hicieron con dos bancos y de esa forma Joe Morris y Bernard S. Garret, en los años 60, se convirtieron en los dos primeros banqueros afroamericanos de los Estados Unidos.
En esos años con los dos bancos comprados concedían prestamos a la comunidad negra, elevando así su poder económico.
Uno de los puntos interesantes del guion de este drama es ver cómo poco a poco, con tesón, con riesgo, pero con conocimiento de causa, van ascendiendo en los negocios y convirtiéndose en hombres ricos, a pesar del color de su piel, y al mismo tiempo luchaban por los derechos de sus hermanos de raza para que no hubiera diferencias entre blancos y negros, en una época en la que el racismo estaba muy acentuado en los Estados Unidos ya que ningún negro poco menos que no podía ser propietario de nada, aunque ya no existiera la esclavitud, pero sí una discriminación palpable, y una organización opresiva para que no pudieran vivir el sueño americano como los demás mortales.
Todo les fue bien hasta que el Gobierno Federal se metió por medio y destruyó lo que habían edificado con tanto esfuerzo.
La producción logra una perfecta reconstrucción de la época en ambientación, decorados, vestuarios, etc. que le da en ocasiones una sensación de estar bien cuidada en ese aspecto a lo que contribuye la fotografía de Charlotte Bruus Christensen.
En cuanto al ajustado guion construye bien y desarrolla de forma lineal la historia, aunque llega un momento en que se mete demasiado en asuntos financieros y bancarios con un lenguaje que no todos los espectadores pueden entender, lo que le puede restar algo de interés en este aspecto.
El protagonismo se va pasando sucesivamente de Anthony Mackie a Samuel L. Jackson y finalmente a Nicholas Hoult repartiéndose así el peso interpretativo del film con estupendas actuaciones.
George Nolfi es el guionista de Ocean's Twelve (2004) y El ultimátum de Bourne (2007) y The Banker (El banquero) (2019) es su tercer largo como director, que logra una cinta muy entretenida.
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