, . |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Acogiéndose a la moda de los remakes, Nora Ephron hace la nueva versión de una famosa comedia norteamericana, El bazar de las sorpresas (1940), dirigida por Ernst Lubitsch, e interpretada por James Stewart y Margaret Sullavan, que a su vez se había inspirado en una obra de teatro, Parfumer, de Miklos Laszlo, para hacer el guion.
Nora Ephron elige el mismo planteamiento que Lubitsch, lo actualiza, desecha lo que no le sirve, que es bien poco, y construye una comedia con apariencias de modernidad al introducir el cambio de la correspondencia epistolar por la más actual del correo electrónico por internet.
Joe y Kathleen son dos habitantes de la ciudad de Nueva York que lo primero que hacen al levantarse de la cama es encender el ordenador, en el que bajo los nombres secretos de NY152 y Shopgirl, se comunican y comentan las cuestiones del día anterior.
Lo que Kathleen no sabe es que Joe es el propietario de la gran compañía Fox Books, que tiene previsto abrir una de sus inmensas e impersonales librerías justo al lado de la suya, que es un pequeño refugio para los buenos amantes de la literatura.
La idea básica, a pesar de ello, sigue siendo la misma, la de dos personas que a través de sus mensajes denotan un carácter amable y se enamoran, sin saber sus identidades, mientras que en sus trabajos cotidianos, ambos libreros, son rivales, ella es dueña de una modesta tiendecita de literatura infantil y él lo es de una gran cadena de librerías con un macro almacén de libros con varios pisos, cafetería y grandes descuentos, que piensan de manera muy distinta.
La diferencia estriba en que ella sabe mucho de literatura y de la vida de sus clientes y él no entiende más que de la frialdad de los números de un gran almacén que trata de hacer enormes ventas, en el que nadie conoce a nadie, ni si quiera los dependientes saben a qué autor pertenecen los libros que venden.
Es obvio que el esquema de comedia, con sus momentos divertidos, llama a que todo se solucione de la mejor manera posible y que terminen encontrándose, como está mandado.
En este sentido la película no depara ninguna sorpresa.
La propia directora Nora Ephron se encargó de escribir el guion en compañía de su hermana Delia, modernizando la premisa del clásico en el que se basa.
Nora Ephron juega con ventaja al elegir como protagonistas a Tom Hanks y Meg Ryan, con los que ya había trabajado antes en Algo para recordar (1993), otra comedia en cierto modo parecida a ésta que comentamos.
Ella está encantadora y se está haciendo imprescindible en cualquier buena comedia que se precie.
Él está algo más sosito y un tanto mecánico.
Muy bien los secundarios, Greg Kinnear y Parker Posey.
A la puesta en escena, elegante y distinguida, que hace Nora Ephron, la notamos un poco falta de ritmo y de ese algo que tenían los grandes maestros de la comedia para que todo resultara redondo.
Lo obtenido en esta ocasión es una cinta amable y divertida, muy aceptable.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE