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CRITICA
Por: PACO CASADO
No todo va a ser Walt Disney en los dibujos animados y a veces es agradable encontrarse con obras de otras cinematografías que demuestran que también es posible fuera de los potentes estudios norteamericanos o nipones hacer películas interesantes.
En este caso es Michel Ocelot quien acomete la aventura en su primer largometraje, tras larga experiencia en cortos y series de televisión en dibujos animados y recibir varios premios en festivales internacionales por esos trabajos.
Para ello adapta un cuento tradicional de Africa Occidental, en el que cuenta que en una pequeña aldea afrinca con problemas nace un bebé inusual, que no es un niño normal, porque sabe muy bien lo que quiere y lo que tiene que hacer.
Se trata del pequeño Kirikú, que tras nacer ya puede hablar y caminar, y su madre le cuenta que una malvada hechicera ha secado el manantial y ha devorado a todos los hombres de la aldea salvo a uno.
A partir de ese momento Kirikú decide acompañar al último guerero y emprender la aventura de salvar a su pueblo de la maldición de la bruja Karabá, que no quiere a los niños, desprecia a las mujeres, odia a los hombres, y tiene al poblado sometido a una sequía permanente, sin agua, ni flores y pagando un alto tributo en oro.
Kirikú se va en busca de la Montaña prohibida donde está su abuelo para que le diga los secretos de la bruja y así poder combatirla.
Llama la atención la ingenuidad y sencillez de la historia, como un cuento que es, el tratamiento en los colores, de una viveza extraordinaria, y la música, que usa instrumentos tradicionales africanos.
Premio al mejor film de animación en el Festival Ale Kino!. Mejor película europea en los premios Britis Animation. Premio en los Festivales de Cartagena, Castellinaria, Chicago, Cinekid, Montreal y Oulu.
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