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CRITICA
Por: PACO CASADO
En 1955 Henri-Georges Clouzot llevó a la pantalla El salario del miedo (1953) sobre la novela de Georges Arnaud en la que se basa esta versión de William Friedkin que toma el asunto mucho más atrás explicando en la primera media hora quien es cada uno de los personajes, procedentes de distintos países, los delitos que han cometido, que están de acuerdo en arriesgar sus vidas, que se convertirán en protagonistas al encontrarse en el pueblo sudamericano de Porvenir.
Ellos son un gángster, un banquero corrupto, un sicario y un terrorista árabe.
Estos cuatro hombres, su única posibilidad de escapar es ser contratados para transportar, en dos viejos e inestables camiones, unas cajas cargadas de nitroglicerina a 200 millas por un peligroso trayecto a través de la selva sudamericana por una carretera larga y rocosa para sofocar un pozo de una refinería de petróleo que está en llamas y va en aumento.
Con su peligrosa carga que puede explotar posiblemente al más mínimo golpe, los cuatro hombres tiene que dejar a un lado sus diferencias y trabajar unidos para poder sobrevivir.
Toda la película, quitando la media hora del prólogo, transcurre en esta angustia constante en espera de que en algún momento uno de los vehículos haga explosión por un movimiento en falso ante las muchas dificultades que se encuentran en el camino.
Friedkin logra su propósito manteniendo en tensión al espectador, aunque pensamos que exagera un poco la cuestión en algunos instantes del desarrollo de la trama, haciendo que determinadas escenas parezcan inverosímiles.
El cuadro de actores se comporta bien en sus cometidos.
La música de Tangerine Dream pasa algo desapercibida.
La dirección de William Friedkin es correcta logrando un producto bastante digno, pero tras sufrir numerosos montajes el director renunció reconocerla, a pesar de ello sue estreno norteamericano fue todo un éxito.
Nominada al Oscar al mejor sonido.
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