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CRITICA
Por: PACO CASADO
A pesar de todos los intentos por resucitar el cine del oeste no acaba de volver a ponerse de moda, aunque no esté muerto.
En cambio, sin muchas alharacas, lo que si está volviendo es el género de aventuras, pero no de forma superficial como se hacía antes en el cine americano, sino con mucho mayor rigor histórico, por parte de la cinematografía británica como en este caso.
Ahí están las dos versiones recientes de Robin Hood y ahora nos llega esta nueva versión de Rob Roy, que ya en 1954 Harold French se encargó de llevarla a la pantalla, interpretada por Richard Tood y Glynis Jones, basándose en la novela escrita por Sir Walter Scott en 1818, cuya acción se desarrolla en el año 1713 en las tierras altas de Escocia, abatida por la hambruna, la enfermedad y la avaricia de los grande nobles.
Robert McGregor fue un héroe escocés del siglo XVIII.
Después de pedir dinero prestado al marqués de Montrose, para comprar ganado, un cúmulo de adversidades le convierten en un proscrito y sólo el amor que siente por una mujer le dará las fuerzas suficientes como para enfrentarse a todo.
La nueva versión, con guion de Alan Sharp, se ha apoyado más en la historia con un planteamiento más realista y se ha olvidado de la novela, aunque se tome unas licencias, como la invención del personaje de Cunningham y algún que otro pasaje en torno a este héroe escocés que existió con el nombre de Robert Roy MacGregor en el siglo XVIII, que condujo y robó ganado y que defendió a los que pertenecían a su clan frente a los opresores que ejercían la política de entonces, convirtiéndose así en un proscrito o un héroe romántico de leyenda, según la perspectiva con que se mire.
Rob Roy, en este caso, no lucha solo contra el tirano inglés, sino que lo hace junto a los suyos, a su clan y a su esposa, una valerosa Mary MacGregor, capaz del mayor sacrificio con tal de retenerlo a su lado.
Según muestra la película, Rob Roy era un hombre valeroso, defensor a ultranza de la justicia, que hacía valer su sentido del honor y del amor.
El film nos ofrece un ajustado retrato de la realidad de la época, de las luchas por aniquilar los clanes anclados en las Tierras Altas de Escocia.
Esta era la política imperante en aquella época.
Un guion de Alan Sharp que posee bastante calidad, con una muy cuidada ambientación.
La espléndida fotografía obtiene gran belleza de los paisajes escoceses envueltos en una descriptiva música de Carter Burwell. De todo ello saca partido una experta batuta directiva como demuestra tener Michael Caton-Jones en esta interesante producción.
En el capítulo interpretativo hay que destacar la eficacia de Liam Neeson, la sobriedad de Jessica Lange y la espectacularidad del personaje del malvado Cunningham encarnado por Tim Roth, o la justeza del trabajo de John Hurt que dieron a esta historia rasgos de verosimilitud tan propio del cine británico de la década de los años 90.
En definitiva una interesante cinta de aventuras.
Tim Roth fue nominado al Oscar, al Globo de oro y ganó el Bafta.
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