, . |
|
CRITICA
Por: PACO CASADO
A los americanos les gusta jugar a hacer cine fuerte, con atrevidas escenas que después cortan de cara al consumo interior, pero tienen la hipocresía de dejarlas para el mercado exterior, algo así como sucedía en España con la censura en los años sesenta.
Esto puede que forme parte de la estrategia del lanzamiento publicitario, ya que así se habla de esos planos suprimidos y mueve un poco el morbo del espectador por saber qué era lo que contenían o porqué los americanos son tan pacatos que se asustan tanto de un simple retazo de anatomía humana, o de una secuencia de sexo y en cambio no de escenas macabras, de matanzas humanas en cintas bélicas o de terror, por citar algunos ejemplos.
'El color de la noche' (1994) es una de las películas que más polémica ha levantado en el último año, desde que fue promocionada en el pasado Festival de cine de Cannes, ya que se proyecta en Estados Unidos con unos quince minutos menos de metraje, en donde iban las escenas eróticas, varios planos breves de desnudo frontal masculino y una leve relación de lesbianismo. En otros países, como Inglaterra y Francia, los cortes fueron menos.
En cambio en España hemos podido disfrutar de la versión completa.
A decir verdad estábamos muy ilusionados con este film ya que supone la vuelta al cine, después de más de una docena de años, de un director como Richard Rush que nos agradó mucho con su Profesión: El especialista.
Pero lo cierto es que con ésta no nos ha dejado satisfechos.
Se trata de un thriller con truco. Nos explicamos.
Es de esas cintas en las que se nos pone por delante la solución, enmascarada por supuesto, desde el principio y al final se nos hace ver lo fácil que era y no nos hemos dado cuenta.
Esto ocasiona que todo se vuelva al término de la historia una pirotecnia de fuegos artificiales, una pantomima para llegar a un resultado que pueda parecer lo más normal y lógico posible de algo que parecía que sería imposible.
Pero no contentos con eso, para poner un poco más de emoción y de suspense, se nos brinda el clásico plano último de salvación imposible para que tengamos happy end como mandan los cánones comerciales y el espectador medio salga satisfecho, que es el que paga, pero algo menos el crítico.
Todo gira en torno a Bill Capa un psicólogo de Nueva York al que una de sus pacientes se tira por la ventana.
Agobiado por el hecho acude a Los Angeles a ver a un colega. Este se ve amenazado de muerte y sospecha de alguno de sus pacientes.
Al morir asesinado, Capa se hace con el grupo de terapia para descubrir al asesino, mientras mantiene unas tórridas relaciones amorosas con una jovencita.
Los guionistas juegan sus bazas para lograr el objetivo deseado, aunque no sea el camino más lógico ni satisfactorio.
Richard Rush se limita a poner en escena lo mejor que puede el argumento y manejar con bastante soltura a los actores, obteniendo un buen partido de la mayoría de ellos y poniendo fuerza en los momentos más comprometidos o difíciles en cualquier sentido que se quieran tomar.
Dominic Frontiere al que hace tiempo no recordamos haberle escuchado ninguna banda sonora, abusa en exceso de la partitura.
En definitiva un film del que se hablará mucho aunque por otros motivos que no sean los puramente artísticos.
Nominada al Globo de oro la canción 'The color of the night'.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE