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CRITICA
Por: PACO CASADO
Abordar de nuevo la biografía de uno de los sheriff más míticos y famoso del salvaje Oeste tenía un doble peligro.
Por una parte enfrentarse a los grandes films que sobre él, su familia o sobre sus actos se han hecho en el mundo del cine, de los que no vamos a nombrar todos, pero ahí quedan dos obras maestras como Pasión de los fuertes (1946), de John Ford o Duelo de titanes (1957), de John Sturges.
Y por otro lado, alterar la idea que sobre el personaje teníamos con anterioridad, a base de un cine estilizado, liviano o superficial, que no había tratado a fondo su figura y que ahora, al entrar más en profundidad, se llega a desmitificar de alguna manera.
Lawrence Kasdan, como guionista y director, se mete a fondo en la vida de Wyatt Earp, tomándolo desde su años mozos cuando quiere alistarse en el ejército y le es inculcada por su padre la idea de que la sangre es lo primero, la familia en definitiva, y después el respeto a las leyes, no en vano él era abogado y su hijo comenzó también esta carrera.
Pero entre tanto para ayudarse en sus estudios, se hizo ayudante del sheriff y cuando murió pronto su primera mujer se convierte en un borracho que hasta estuvo a punto de ser ahorcado por dedicarse a ser ladrón de caballos en Arkansas.
Enderezado su camino volvió a ser representante de la ley en Dodge City, aunque a veces anteponía sus hermanos a los designios de la justicia y es despedido, pero vuelve antes de ser nombra en Tombstone, donde tendrá que enfrentarse a los Clanton.
Amante siempre del hogar y de la familia, era como una especie de padre espiritual para todos sus hermanos con la oposición de las mujeres que no querían verse dominadas por él en lugar de por sus maridos.
La película abarca además la amistad con el taciturno "Doc" Holliday, el famoso duelo en el O.K. Corral y su definitiva retirada hasta convertirse en leyenda y morir a los ochenta años fuera ya del ejercicio de defensor de la ley.
Laurence Kasdan, que ya tratara de recuperar el western con Silverado (1985), no ha escatimado nada a la hora de la puesta en escena de esta monumental cinta, densa, con un guion extraordinario, con reconstrucción de ambientes y decorados en los más mínimos detalles, respetuosas con la historia hasta llegar a constituir un auténtico documento que no pierde el pulso de la narración en ningún momento.
Un capítulo aparte para la buena interpretación en general del abundante reparto, o la estupenda música de James Newton Howard.
Una película para disfrute de los buenos amantes del western. Nominada al Oscar a la mejor fotografía.
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