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CRITICA
Por: PACO CASADO
Rodada a la antigua usanza de las películas de aventuras que se desarrollaban en Africa allá por los años 30 al 50, incluida su voz en off que narra la historia, 'Los demonios de la noche' (1996) nos cuenta un hecho que sucedió en 1896 a orillas del río Tsavo durante la construcción por parte del Imperio Británico de una línea de ferrocarril de casi mil kilómetros entre Mombasa y el lago Victoria para controlar el tráfico del marfil y un puente sobre el citado río.
Durante esos trabajos sucedieron unos extraños hechos en los que una pareja de leones mataron por puro placer a más de una treintena de personas.
Una compañía inglesa que construye una vía férrea en África intenta salvar un río levantando un puente.
El teniente coronel Patterson dirige los trabajos, que deben concluir en un plazo de seis meses.
Pero el proyecto peligra cuando unos leones siembran el miedo en el lugar y atacan el campamento.
El film narra la cacería de estas dos bestias, tras haber producido varias muerte, a cargo del teniente coronel Patterson, encargado de dirigir la construcción, personaje que existió, y del cazador Remington, que ha sido añadido para la ficción de la cinta.
Estos hechos se recogen en el libro Los comedores de hombres de Tsavo que refleja un hecho real en el que una pareja de leones mató a más de una treintena de personas, aunque se dice que entre muerto y heridos fueron más de 130.
Tras lo hechos se paralizaron las obras de la construcción del ferrocarril del este de África, con lo que se convirtieron esas fieras en toda una leyenda para la población.
Como suele ser frecuente, los acontecimientos reales reflejados en la pantalla, a veces, son difíciles de creer, porque no sólo hay que plasmarlos tal cual, sino que además parezcan verdaderos.
El encargado de adaptar esos sucesos a la pantalla es el famoso guionista William Goldman que en principio era toda una garantía de éxito para la producción pero los resultados no fueron los esperados, a pesar de contar con la presencia en el reparto de Michael Douglas y de Val Kilmer en los dos papeles protagonistas, lo que también debía servir de reclamo para la taquilla.
El australiano Stephen Hopkins, realizador de títulos como Pesadilla en Elm Street 5 (1989) o Depredador 2 (1990) le da un tono de cinta de misterio y terror que creemos le perjudica en esta ocasión.
Todo su afán es no enseñar a los leones para infundir más miedo, con lo que hace que algunas secuencias sean casi invisibles debido a su acelerado montaje en corto, y tan sólo es acentuada la emoción por los efectos especiales, faceta ésta por la que ha sido nominada al Oscar por la Academia de Hollywood.
Posee una bella fotografía de Africa, un relato con cierto interés que se encaja con soltura pero con personajes desiguales y algo tópicos, con una dirección que se muestra incapaz de sacar más partido al material que tiene por delante.
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