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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta cinta de aventuras, se distingue de otros títulos del género por varios elementos.
Posee un director como el neozelandés Lee Tamahori habituado a esta clase de films, como ya lo demostró en Guerreros de antaño (1994), su primera película, y se adaptó muy bien al cine americano con Mulholand Falls. La brigada del sombrero (1996), siendo esta la segunda que hace en Hollywood, en la que mezcla aventuras, acción y suspense.
Un guionista de prestigio como David Mamet, abandona la geografía urbana para centrar la acción en unos paisajes exóticos y de ensueño, en donde crea la tensión entre los personajes.
Un billonario intelectual y otros dos hombres intenta convivir para sobrevivir tras quedarse aislados en las heladas y hostiles tierras de Alaska, con un oso pisándoles los talones.
El multimillonario autodidacta Charles Morse, cuya pasión es la lectura y aprender cada día cosas nuevas, acompaña a su esposa que es modelo a una sesión fotográfica en el desierto de Alaska y se ve metido en la mayor aventura de su vida, en la que ha de luchar por la supervivencia, en contra del frío, el hambre y un enorme oso Kodiak sediento de sangre, sin contar con quien dice ser su amigo y está dispuesto en todo momento a la traición de la noble amistad que éste le ofrece.
El tercer personaje es la esposa del millonario, que es quien enciende el fuego de la pasión y motivo de la ruptura entre los dos hombres.
El referido fotógrafo es el famoso Robert Green, quien también es, secretamente, el amante de ella.
Durante una búsqueda de exteriores en la que Charles acompaña a Robert, su avioneta se estrella, dejándolos aislado en plena naturaleza.
Ambos son rivales pero se ven inexorablemente unidos por el motivo común de permanecer con vida.
La filmación en paisajes reales le da mayor verismo a la acción y los personajes no son lo que realmente aparentan, ya que poco a poco va apareciendo entre ellos la rivalidad.
David Mamet cuida de ir desvelando paso a paso a base de pequeños detalles que va dejando caer en la trama adornada por los ilustrados conocimientos que expone el culto protagonista.
Buena labor interpretativa, especialmente en Anthony Hopkins que a estas alturas no tiene necesidad de demostrar nada pero que como buen profesional lo da todo.
Alec Baldwin es simplemente el apoyo que le da la réplica y Elle McPherson es únicamente una figurante que ocupa el tercer lado del triángulo.
Entre ambos actores se establece un duelo interpretativo compartiendo unas emocionantes escenas en exteriores, rodadas en la bella Alaska.
La espléndida fotografía de Donald McAlpine aprovecha muy bien los excelentes paisajes bellamente realzados por la música de Jerry Goldsmith, muy descriptiva en todo momento.
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