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CRITICA
Por: PACO CASADO
En muchas ocasiones se plantea la pregunta de quién es el autor de una película y con frecuencia se designa al director, pero en el caso de Robert Zemeckis sentimos la curiosidad de verle sin que tenga detrás la producción de Steven Spielberg como viene ocurriendo con todas las que últimamente ha hecho, como la serie de Regreso al futuro e incluso Quién engañó a Roger Rabitt? ya que en todas ellas se nota la mano de Spielberg.
Cuando ideó la primera parte de Regreso al futuro encontró Zemeckis un buen filón que prolongó con la segunda entrega y ahora estira un poco más con esta tercera con la que se cierra el ciclo.
Posiblemente el hallazgo estuviera en el manejo del espacio y del tiempo que supo utilizar de forma estupenda en las dos anteriores y que aquí lo hace de forma más sencilla, sin complicar mucho la existencia ni a los protagonista, ni al público, jugando en cambio con otras cosas, como la ironía y haciendo un sentido homenaje a un género como el western que parece ya olvidado para la pantalla grande, pero que sigue teniendo sus nostálgicos adeptos en los pases de viejos films a través de la pequeña pantalla.
Son evidentes los paisajes que usara el viejo John Ford en sus clásicos western e incluso del Oeste europeo con la utilización del nombre de Clint Eastwood por parte del protagonista como un personaje significativo para él.
Se sitúa al chiflado profesor y a su joven amigo en 1885, en pleno Oeste, con el nacimiento de Hill Valley, ciudad que le ha servir en distintas épocas en las tres cintas, cuando descubren que Doc Brown ha de morir acribillado a balazos el 7 de septiembre de 1885 si no logran regresar a tiempo al futuro para evitarlo y tan sólo tienen cinco días y muchas dificultades, puesto que la máquina del tiempo del DeLorean no tiene gasolina, algunas piezas rotas y Marty McFly ha de enfrentarse a un feroz bandido que lo desafía a muerte en un duelo al amanecer.
Una vez más tendrá las cosas complicadas, pero como es costumbre conseguirá resolver el problema a su debido tiempo.
La película, como ocurría en los anteriores, tiene una buena reconstrucción de la época, consiguiendo un ritmo trepidante que hace que logre mantener el interés y la atención del espectador y prolongar el suspense de manera espectacular.
Junto a ello hay hallazgos como la fotografía que se borra cuando se logra transformar el futuro, ya que cada uno es dueño de su propio destino o por ejemplo la resolución final de la secuencia del tren, en el capítulo de los efectos especiales, magníficamente resuelta.
Una buen fotografía de Dean Cundey de colores muy entonados y una música de Alan Silvestri que continúa con el tono espectacular, junto a la labor de los actores que tienen ya muy asimilados sus personajes, así como la dirección de Robert Zemeckis que hacen de 'Regreso al futuro III' (1990) un correcto y sencillo pasatiempo.
Premio Saturno de la Academia de ciencia ficción a Thomas F. Wilson y a la música. Premio BMI a Alan Silvestri.
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