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CRITICA
Por: PACO CASADO
Adaptar una novela al cine siempre presenta algún problema a la hora de trasladarla de un lenguaje a otro y mucho más cuando se trata de una obra como la presente.
Con 'La colmena', publicada en 1951, tras ser prohibida dos veces por a censura, Camilo José Cela hizo una especie de aguafuerte de la vida del Madrid de los años de la postguerra, a través de 300 personajes, cuya acción transcurre en el invierno del año 1943.
José Luis Dibildos, productor y guionista, se ha encargado del empeño con mucho cariño, al que le ha echado tiempo.
Como productor para luchar con los múltiples problemas surgidos de la colaboración con Televisión Española.
Como guionista para conseguir reducir a los muchos personajes, seleccionando a un puñado de ellos que salían en la novela que significan un compendio de las intenciones del autor literario.
El argumento refleja unas tristes historias de varias personas tras la guerra civil española en contraste con los poetas que sobrevivieron bajo el régimen de Franco y la clase emergente que ganaba dinero fácil con el contrabando y los negocios ilegales.
La película no tiene un sólo protagonista, más bien diríamos que son la miseria, el hambre, el miedo a la política, de unas personas que van en busca de un poco de amor y de felicidad, pero a través de ellos se nos dan todos los matices de esa época.
La acción se centra en el café de Doña Rosa, donde se reúne un grupo de poetas que se exprimen el cerebro ya que se van a presentar a unos juegos florales, un certamen literario del que conseguir el premio en metálico para poder subsistir un tiempo.
Se parte de ahí para mostrarnos sus vidas particulares, los problemas de penuria, enfermedad, frío, pobreza, donde casi se justifica la prostitución como medio de subsistencia, la picardía, el contrabando, la represión, todo visto a través de este retablo de personajes perfectamente conjuntados, retratados con exactitud, sin remilgos, con dureza y casi sin caridad, porque eran así y no se podían cambiar.
Los espectadores que conocieron aquella época podrán dar testimonio y revivir esos duros días de problemas familiares, de dolores, de casas de lenocinio, de las escuelas de danza, de cafés adulterados o de jara de agua fresquita como única consumición en el bar, pero con unas ansias de vivir tremendas, aunque en sus rostros se reflejara la tristeza y la desesperanza de unos seres desvalidos y maltratados por el destino y la época que les ha tocado vivir.
MMEl guion refleja perfectamente lo que es la novela, al menos en esencia, ya que era imposible sacarlos a todos y para ello Dibildos no ha escatimado nada como productor y ha hecho un trabajo espléndido de adaptación al cine como guionista, recreando perfectamente el ambiente a través de la puesta en escena de Mario Camus, el director de 'Los días del pasado' (1977) que se ambientaba en los mismos años, aunque en ese caso en el ámbito rural.
Decorados, ambientación, vestuario son los más adecuados.
Mario Camus refleja de manera notable el ambiente y saca un buen partido de la amplia nómina de primerísimos actores de los que es difícil destacar a ninguno ya que todos están espléndidos y algunos han hecho una cura de humildad con sus cortos papeles, muy bien retratados por la cámara de Han Burmann y envueltos en la música de Antón García Abril adornada con algunas canciones de aquellos años.
El resultado no puede ser mejor en un film difícil por su complejidad que en breves trazos, con simples pinceladas, retrata a unos personajes y una época sin olvidar una mirada crítica, amarga y satírica en ocasiones.
Oso de oro y Premio C.I.D.A.L.C en el Festival de Berlín. Seis premios del CEC a película, Rafael Alonso, Luis Barbero, María Carrillo, director y guion. Fotograma de plata a José Sacristán. Cuatro premios ACE mejor film, José Sacristán, Rafael Alonso, María Luisa Ponte.
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