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CRITICA
Por: PACO CASADO
El día en que Ángel, un conflictivo chico de 22 años, que vive en los barrios bajos de la capital de España, conoce a Estrella su vida da un giro total.
Tras una pelea con Poli, el novio de ella, éste le invita a unirse a una banda de atracadores que tiene en jaque a la policía, a base de robos y negocios ilegales con los que obtienen un dinero fácil.
Ángel escala puestos rápidamente en el mundo criminal de los atracos y delitos que comenten pero será acorralado por Duque, un policía que le sigue la pista incesantemente hasta poder atraparlo con las manos en la masa y que no tenga excusa para escapar, como lo viene haciendo hasta ahora.
No obstante se hace con la confianza de Rogelio, el capo que controla el mercado negro y al mismo tiempo que Sole, la hija del capo mafioso, a la que conoce desde que era estudiante en el colegio, a la que no había vuelto a ver, se enamora de él, y ve que puede ser una posibilidad de llegar a lo más alto, pero tendrá que decidir entre su carrera como atracador y el amor por Estrella encontrándose en esa diatriva, mientras descubre que esa conducta finalmente tiene un precio a pagar.
Un retrato humano en torno a la ambición, la codicia y el riesgo de obtener el dinero de esa forma tan fácil como peligrosa.
Daniel Calparsoro es un director que gusta de hacer películas de acción sobre todo policíacos, como lo demuestran los títulos que componen su filmografía y en Hasta el cielo (2020) recupera un género que en otros tiempos se utilizó bastante en el cine español con personajes jóvenes y golfos que roban y matan si llega el caso mientras trafican con droga y negocios sucios.
Claro que los tiempos han cambiado y ahora la manera de robar es substrayendo un coche de alta gama y estrellándolo contra el escaparate de una joyería y posteriormente blanqueando el dinero de la forma más sofisticada
Podríamos citar algunos ejemplos que posiblemente estén en la mente de los aficionados más veteranos de nuestro cine y este tiene todas las características de esa variante del género.
Posee en su guion el nombre de Jorge Guerricaechevarría que es toda una garantía, que se ha basado en casos reales pasados por la ficción cinematográfica y a los mandos a Daniel Calparsoro, pero nos da la impresión que este tándem no ha conseguido en este caso estar a la altura que se le es exigible.
La trama es un tanto engorrosa no muy clarificadora en la que la posible crítica social queda algo diluida en cuanto a la ascensión del protagonista que, por otra parte Miguel Herrán no acaba de darnos el tipo, sobre todo cuando llega a lo más alto y prueba de ello es que el smoking no le sienta bien, no tiene entidad el personaje para ello, o al menos esa es nuestra impresión y en cuanto al personaje femenino de Carolina Yuste da más el físico que un buen trabajo como lo hacía en Carmen y Lola (2018), a pesar de que tiene maneras como ya lo demostró anteriormente.
En cuanto a los veteranos como Fernando Cayo están en un segundo término y en lo referente a Luis Tosar es casi un cameo con un par de intervenciones, todo un lujo.
Eso no quita para que las escenas de acción estén bien dirigidas y que la historia proporcione un rato de entretenimiento que llega a las dos horas a las que posiblemente le sobren algunos minutos.
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