|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Un arqueólogo autodidacta amateur, que no tiene un título académico, se embarca en una importante excavación histórica en Sutton Hoo, en el condado de Suffolk, en el año 1938, en vísperas de desendecadenarse la Segunda Guerra Mundial, contratado por la dueña del terreno.
No es una historia de ficción sino un hecho real recogido en la novela del periodista y escritor John Preston, publicada en 2007, que es sobrino de Peggy Piggott, que participó en la excavación, que ha sido adaptada para el cine por la dramaturga y guionista Moira Buffini de la que se toma algunas libertades, como la diferencia de edad de la protagonista con la persona real de esta historia que tenía 56 años, entre otras.
Se cuenta la historia de una rica hacendada británica, Edith Pretty, viuda del Coronel Frank Pretty, que vive en una gran mansión con su hijo pequeño Robert y los criados, en cuyos extensos terrenos hay varios antiguos túmulos funerarios en los que sospecha que tiene que haber ocultos algunas muestras de culturas pasadas.
Puesta en contacto con Basil Brown lo contrata por dos libras a la semana para hacer excavaciones ya que tiene la corazonada de que allí hay algún tesoro escondido, aunque él prefiere la evidencia.
No obstante los trabajos comienzan y en efecto su corazonada se hace evidente cuando se descubre un barco funerario anglosajón posiblemente del siglo VI o VII.
Se corre la voz y pronto el Museo de Ipswich se persona en el lugar tratando de hacer propio el importante descubrimiento, mientras que Edith Pretty deja bien claro quién ha sido el descubridor de tan importante hallazgo y al que se le debe todo el honor y la gloria.
El cine británico es una de las cinematografías que mejor sabe realizar las películas históricas ya sean de tiempos pretéritos o de épocas más recientes, cono ocurre con esta que se desarrolla en las vísperas de la Segunda Guerra Mundial, terminando la historia con la declaración de guerra por parte de Alemania y la llamada del primer ministro Neville Chamberlain a la nación a través de la radio.
La narración se desarrolla de forma pausada como corresponde al devenir de los hechos, ya que un descubrimiento no se hace en unas horas, lleva tiempo, y entre tanto se desarrollan de forma colateral algunas pinceladas paralelas de otras cuestiones como la ayuda del matrimonio compuesto por los arqueólogos Peggy y su marido Stuart Piggott en la excavación y posteriormente la relación con Rory Lomax, el primo de la señora Pretty que también acude a colaborar en la tarea antes de ser reclamado por el ejército para ir al frente, la salud de la señora Pretty, la intervención del despótico Sr. Charles Phillys como representante del Museo, la aparición de May Brown, la esposa de Basil, la relación que se establece entre Robert, un niño que añora a un padre con Brown, que son personajes que enriquecen la historia central.
Es interesante la narrativa por derecho así como la puesta en imágenes que realiza el joven director de teatro australiano de 35 años Simon Stone que hace con este su segundo largometraje de ficción, que saca adelante con una buena ambientación de la época y trabajo de los actores.
Juega a su favor el tener en la cabecera de cartel a dos grandes estrellas en las personas de Ralph Fiennes en el sobrio papel de Basil Brown y por otra parte a Carey Mulligan que a pesar de su juventud encarna con un gran empaque y señorío propio de la época a la señora Edith Pretty, ambos arropados por la estupenda calidad de los secundarios que suelen tener en el cine británico, siempre muy ajustados a sus personajes.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE