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CRITICA
Por: PACO CASADO
La historia del cine está plagada de películas que hablan sobre el holocausto judío y los posteriores campos de concentración y muerte, pero hasta ahora no había ninguna que tratara el tema que contempla en su libro autobiográfico Adolf Burger, uno de los protagonistas del relato.
Lo que se cuenta aquí es la historia real de la Operación Bernhard, la más grande falsificación de dinero llevada a cabo en Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
El argumento se centra en la figura de Salomon Sorowitsch, un falsificador profesional de billetes y documentos de identidad conocido como el rey de los falsificadores.
Vive una vida disoluta entregada al vicio de las cartas, la bebida y las mujeres en la ciudad de Berlín en los tiempos de la época nazi.
Pero un día su buena suerte se le acaba cuando es apresado por el superintendente Friedrich Herzog, un agente de las SS, y mandado al campo de concentración de Mauthausen.
La filosofía de este hombre era la siguiente: ¿porqué ganar dinero haciendo obras de arte si es mas fácil fabricarlo?.
Salomon es un hombre que sabe adaptarse a las circunstancias y es capaz de sobrevivir en las peores condiciones.
En este caso se vale de su habilidad pictórica haciendo retratos a los oficiales alemanes y sus familias, pintando murales de propaganda, recibiendo algunas ventajas con respecto a los demás compañeros, hasta que es reclamado por Herzog al campo de Schasenhausen para dirigir la oficina de falsificación de moneda en la llamada Operación Bernhard, en la que se trataba de engordar las desnutridas arcas alemanas y al mismo tiempo desestabilizar la economía de los enemigos del bando aliado, fabricando primero 136 millones de libras esterlinas y después lo intentaron con el dólar.
Salomon no tiene ningún escrúpulo en poner sus habilidades al servicio del III Reich, a rebajarse y humillarse para salvarse o vivir de forma más cómoda disfrutando de una cama y una vestimenta civil en lugar del pijama a rayas de preso, aunque a veces también sale en defensa de sus compañeros.
Es la otra cara de la moneda de Burger, que está empeñado en ser un rebelde y en boicotear la operación, siendo estos los dos personajes los que están mejor definidos del grupo.
Ellos protagonizan el debate en torno al sabotaje o el colaboracionismo, el idealismo o el pragmatismo, la supervivencia irresponsable frente al sacrificio responsable y la postura moral a adoptar en cada caso.
En esta clase de relatos es inevitable la violencia, el sadismo en la tortura y en cómo se trata a los prisioneros para los que, a veces, la única respuesta es un tiro en la nuca.
El guion expone los hechos fríamente y abusa en algunos momentos de la reiteración, faltándole una mayor fuerza dramática.
Stefan Ruzowitzky adopta el distanciamiento en la puesta en escena lo cual le hace menos pasional al exponer y desarrollar el tema.
En la interpretación ocurre igual con Karl Markovics, que recibió el premio al mejor actor en la Seminci de Valladolid y el film ganó el Oscar a la mejor cinta en habla no inglesa. Golden Pegasus al mejor director en los premios Flaiano. Premio German Film a Devid Striesow. Grand Prix en el Festival de Ghent. Premio NBR. Premio a Karl Markovis en la Gala Romy de Austria.
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