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CRITICA
Por: PACO CASADO
En otros tiempos cuando un nuevo director debutaba en el largometraje, generalmente solía hacer un guion en el que contaba experiencias propias que es quien mejor las conocía.
Después vinieron otros momentos en los que era fácil debutar con un western porque eran producciones baratas hechas en nuestras tierras.
Pero últimamente el género que más se lleva para rodar una ópera prima es el cine de terror y así ocurre, una vez más, en el caso de Ángel Gómez Hernández con este guion bastante elaborado de Santiago Díaz basado en un argumento creado por Juan Moreno, Víctor Gado y el director que idearon esta historia sobre una casa encantada que es una de las variantes más socorrida de este género.
El feliz matrimonio compuesto por Daniel Velasco y su esposa Sara, tiene un hijo, Eric, de ocho años y acaban de mudarse a una nueva casa en el campo en la que quieren comenzar una nueva vida.
Daniel es constructor, compra casas viejas, las remodela y después las vende a un buen precio y eso es lo que le sirve de medio de vida para sacar a su familia adelante.
Lo que no saben es que esa propiedad ha sido conocida desde siempre por los vecinos de los alrededores como "la casa de las voces".
El pequeño Eric es el primero en notar esos extraños ruidos detrás de cada puerta y en el walkie talkie con el que se comunica con su padre.
A raíz de ahí comienzan a pasar fenómenos extraños que no vamos a desvelar y que hace que Daniel contacte con un tal Germán Redondo, autor de una decena de libros sobre psicofonías, entre ellos el que acaba de publicar Voces del más allá y lo invita a la casa para que le aclare sus dudas.
A Germán y lo acompaña de su hija, Ruth, que es técnica de sonido que le ayuda a instalar cámaras y micrófonos para captar las voces o ruidos y posibles imágenes.
Ciertamente es una película de terror que pretender ser novedosa y en algunos momentos lo es, mientras en otros recurre a los trucos fáciles y habituales de todos esos productos de este género, voces que se oyen distorsionadas, imágenes fantasmales, visiones de seres que murieron, elevación de los golpes de música para sobresaltar al espectador y una justificación final de por qué se producen todos aquellos fenómenos paranormales que resulta más o menos convincente dentro de la fantasía argumental de esta clase de films, en los que se dan habitualmente las consiguientes muertes de los distintos protagonistas y siempre queda la incógnita de saber cómo y quién será el que quede vivo.
El joven director algecireño de 31 años Ángel Gómez Hernández tras hacer varios cortos todos sobre el género, menos uno, que fueron muy premiados en los diversos certámenes presentados, debuta ahora con este largometraje, Voces (2020) con una puesta en imágenes bastante cuidada, con buena factura y digamos que dentro de las cintas de este género no abusa demasiado de los tópicos, cuida bastante la planificación y la interesante actuación del reducido cuadro de actores que tiene a su disposición.
Aviso: hay una escena tras los créditos finales.
Premio Asecan: mejor dirección novel y maquillaje.
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