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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los italianos, que siempre fueron muy dados a hacer parodias o a imitar los triunfos que conseguían otras cinematografías fuera de sus fronteras, al descubrir el éxito de la película francesa Emmanuelle (1974), decidieron ellos hacer también una serie sobre el mismo tema, pero en este caso cambiando el color de la piel de la protagonista.
En esta nueva serie no se basa en la novela de Emmanuelle Arsan, sino en un argumento ideado por Mario Mariani que en este caso va por otro camino.
La dirección ha sido encargada a Albert Thomas, seudónimo de Bitto Albertini, que realizó la primera y que ahora vuelve a reincidir con esta segunda.
Personalmente creemos que por sus argumento deberían haber cambiado los números, ya que irían un poco más lógicos los relatos que desarrollan.
Una supermodelo internacional, Emanuelle Richmond Morgan, habitual de las portadas de las revistas, se encuentra internada en un hospital psiquiátrico cerca de Manhattan y su psiquiatra Paul trata de descubrir qué experiencias traumáticas de su pasado han contribuido a llevarla a estar allí, lo que ha puesto celosa a su esposa.
En esta ocasión Emanuelle, hay que observar que el nombre de la protagonista italiana se escribe con una sola m, sufre un trauma tras su vuelta del Líbano que le hace perder la memoria, por lo que debido a ello ha tenido que ser internada en un sanatorio.
Su médico le pide que grabe en una cinta los recuerdos que se le vengan a la memoria. Mientras se divierte con otra paciente, Sharon, la sobrina de Paul.
La cita que figura al comienzo de Sigmund Freud "El enfermo que más me preocupa soy yo mismo", nos indica la trayectoria por la que va a transcurrir el relato en el que los saltos al pasado son constantes, incluidos en una trama con un carácter casi policiaco, para poner en pie todo el rompecabezas que supone el argumento.
Por medio se mete una chica rubia, sobrina del director de la clínica, que complica un poco las cosas, dando así a la introducción de algunas escenas de lesbianismo, destape integral y otra lindezas como es habitual en esta clase de películas, para así poder lograr un mejor taquillaje.
No obstante no creemos que haya sido muy acertado lo de mezcla de Freud con el destape al uso.
Aquí se ha cambiado a Laura Gemser como protagonista siendo sustituida por Emanuelle Nera, nombre bajo el que se esconde Shulamith Lasri, que tampoco desmerece por su escultural atractivo físico.
Si de lo que se trata es de mejorar la serie dándole con ello algo de profundidad, Albert Thomas no ha mejorado, ni superado en cuanto a la realización de la cinta anterior.
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