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CRITICA
Por: PACO CASADO
Siempre hemos admirado una de las virtudes del cine norteamericano como es la valentía de poner en imágenes hechos reales sin mirar si eran favorables al pueblo o no y así lo mismo hace el retrato de un gángster como la caída de un presidente.
Así ocurre en este caso real que se describe en 'Judas and the black messsiah' (2020) en la que se describe a grandes rasgos el ascenso y caída de Fred Hampton, un activista joven y carismático, que se convierte en presidente de la sección de Illinois del partido Panteras Negras, lo que le coloca rápidamente en el punto de mira del FBI y la policía de Chicago.
Para destruir la revolución las autoridades van a necesitar a un hombre infiltrado dentro del partido y ese no es otro que Bill O'Neal, de lo que se encarga el agente Roy Mitchell.
La historia se inicia con un rápido repaso a la actualidad de aquellos años en los que el pueblo negro tenía como ídolos a Martin Luther King, Malcolm X y Muhammad Alí, algunos de los cuales fueron asesinados, lo que se apunta en algunas imágenes en blanco y negro y en los titulares de los periódicos.
A continuación Billy O'Neill, un ladrón de coches, se hace pasar por agente del FBI para robar uno a la puerta de un bar de negros.
Cuando es atrapado por el FBI le pueden caer cinco años y ocho meses y ante esa perspectiva accede a infiltrarse en los Panteras Negras y ser el soplón de Roy Mitchell.
Todo lo que ocurre tras este inicio es lo que sucedió en realidad con los Panteras negras y los Crown, a los que una placa les da más miedo que un arma porque significa que pueden tener tras de si a todo un ejército.
Fred Hampton pregona la revolución en contra del poder capitalista que explota al pueblo, pidiendo pan, casa, justicia y paz para los negros, proponiendo desayuno gratis para los niños y salud para todos, mientras le propone a los Crown unirse a ellos para llevar a caso la revolución.
Cuando a Fred le echan dos años de prisión acusado de un pequeño robo, a Bill lo hace jefe de seguridad del partido.
Muchos más hechos se describen con bastante detalle en esta producción prácticamente interpretada por actores de raza negra donde la presencia del hombre blanco se limita a los varios agentes del FBI que intervienen en esta historia en cuyos créditos finales se nos informa lo que fue de cada uno de ellos.
Tiene un buen reparto de actores de color que hacen un interesante trabajo en general y no es de extrañar que Daniel Kaluuya haya ganado el Globo de oro y varios premios más por su interpretación como Fred Hampton en esta película, como igualmente lo hubiera podido obtener LaKeith Stanfield en el papel de Bill O'Neall, ya que ambos están muy bien en sus respectivos personajes.
El director de color Shaka King, tras realizar varios cortos debutó en el largo en 2013 y tras varias series de televisión nos ofrece ahora su segundo título con esta historia real que saca adelante con bastante solvencia a pesar de su aún corta experiencia tras las cámaras.
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