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CRITICA
Por: PACO CASADO
En el elegante Royal Gate Hotel de Manhattan, un establecimiento de cinco estrellas, se está preparando la boda más lujosa que se haya hecho nunca en sus noventa años de existencia entre Preeta y Ben, unos novios muy ricos de origen indio y con muchas exigencias en cuanto a la organización del evento con el que el inminente marido quiere impresionar a su futura esposa.
A cargo del mismo está Terence, el gerente de estos casos especiales que va a recibir a Linda Perrybottom, que procede de una acreditada escuela, para que le ayude, pero Kayla, una avispada chica que ha perdido su empleo, le quita la idea y se apodera de su prestigioso curriculum por lo que es contratada en su lugar.
Entre tanto Jerry se ha instalado en el hotel perseguido, como siempre, por Tom, que se ganaba la vida haciéndose pasar por músico callejero ciego, al que este le hace la competencia bailando lo que le quita los clientes.
Que haya un ratón en un hotel de lujo no es bien visto y el director, el Sr. Dubros, le encarga a Kayla que solucione el problema quien termina contratando a Tom para que lo atrape antes de que llegue el día del gran acontecimiento nupcial.
Por medio hay la pérdida del gran diamante de pedida de la novia sobre lo que se origina un cierto suspense que centra el interés de dónde puede estar.
En esta coproducción anglonorteamericana se mezclan la imagen real con los dibujos animados, aspecto éste que corresponde exclusivamente a los animales, no sólo Tom y Jerry sino también una linda gatita y un enorme perro bulldog de los novios, así como dos elefantes para la boda, unos pavos reales, unas palomas, un pez y hasta un tigre.
No cabe la menor duda que el guion es bastante previsible, ya que desde el comienzo el espectador puede imaginar que la boda terminará en un auténtico desastre, con parte del hotel destruido y todo ello causado por nuestros dos eternos enemigos.
Son ellos los que animan el espectáculo y por supuesto los que causan la mayor comicidad de esta historia con las faenas constantes que se hacen el uno al otro y las interminables persecuciones que se provocan entre ambos.
Junto con ellos el protagonismo lo reparten con Chloë Grace Moretz, siendo uno de los afectados en todo este gran embrollo el gerente del hotel, incorporado por Michael Peña, que termina por ser despedido.
Una pareja cuyas vicisitudes corren paralelas con las de la animada de nuestros amigos.
Los espectadores adultos, que de pequeños disfrutaron con las travesuras del ratón y el gato, la pareja más famosa del mundo del cine, creados en 1940 por William Hanna y Joseph Barbera, tendrán ocasión de disfrutar de nuevo con estos personajes que no es la primera vez que interactuan con personas reales, ya lo hicieron con anterioridad, que no han envejecido a tener más de 80 años, que siguen teniendo la misma gracia de entonces al tiempo que les provocará algo de nostalgia del tiempo pasado.
El problema está en que los personajes reales le quitan protagonismo a la pareja animada relegándola a un segundo plano, cuando son ellos lo que provocan los momentos más divertidos, aunque la relación entre ambos funciona.
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