|
CRITICA
Por: PACO CASADO
Hace trece años se hizo la primera película de esta serie en la que Charles Bronson hacía el personaje de Paul Kersey, un arquitecto convertido en un justiciero muy particular que imponía su propia ley, que en España se tituló El justiciero de la ciudad (1974).
El film pasó en nuestras carteleras un tanto desapercibido, pero al parecer no sucedió igual en otras partes del mundo, por lo que los productores decidieron continuar con la serie, aunque en nuestro país tuvo otros nombres, siendo titulada la tercera como Yo soy la justicia (1981).
Ahora los avispados distribuidores de la productora Cannon, al seguir con la serie y realizar el nuevo episodio de la misma, retoman el último título que se le dio en España y se le pone el número 2 detrás, cuando en realidad le correspondería el cuatro.
Esta vez el arquitecto y vigilante Paul Kersey se enfrenta a los miembros de dos bandas de traficantes de la droga sin escrúpulos, capitaneadas por Ed Zacharias y Jack Romero, que trafican en la ciudad de Los Angeles suministrando el noventa por ciento de los narcóticos.
Ellos explotan a los indefensos y aterrorizan a todos con sus brutales métodos.
Paul Kersey se propone detener el flujo de esas substancias, después de que la hija de su novia muriera de una sobredosis, esta vez con la ayuda de un rifle semiautomático Ruger Mini-14 GB-F de acero inoxidable.
El arquitecto interpretado por Charles Bronson, que en su día se tomó la justicia por su mano al ser asesinada su esposa y su hija, es reclamado esta vez por el director de un periódico para acabar con los clanes de la droga que operan en Los Angeles a lo que accede tras ser asesinada la hija de la mujer con la que en esos momentos guarda relaciones amorosas con ella.
Nuevamente Kersey tiene un móvil y una justificación para volver a tomarse la justicia por su mano ante la impasividad o la ineficacia de la policía local, dentro de la cual también existe la corrupción de algunos de sus miembros.
Toda esta historia es de lo más elemental que se pueda imaginar dando ocasión, una vez más, para provocar la acción y la violencia, que es lo que desea ver el público adicto a esta clase de cintas que no le hace pensar mucho al tiempo que les divierte.
En este caso ha cambiado la dirección que hasta aquí estaba a cargo Michael Winner y quien se ocupa de llevarlo a cabo de forma mecánica y funcional es un veterano como es el caso de Jack Lee Thompson que hizo mejores productos en otros tiempos.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE