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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuenta la historia de un hábil cocinero, un hombre solitario al que llaman Cookie, que ha viajado al Oeste donde es contratado por un grupo de cazadores de pieles de castor en el estado de Oregón, con los que no se leva muy bien.
La acción de este sencillo western sobre el sueño americano, transcurre durante la década de 1820, donde se dan cita exploradores, buscavidas, nativos y una vaca, la primera a la que hace alusión el título.
Para empezar un carguero muy moderno de grandes dimensiones atraviesa lentamente un río y por otra parte una adolescente que pasea con su perro por un bosque descubre dos esqueletos enterrados.
También es la historia de King-Lu, un misterioso inmigrante chino, que ha viajado al Oeste, que como muchos de los de su raza, va en busca de fortuna, al tiempo que huye de unos rusos que le persiguen por haber matado a uno de ellos, al que Cookie le presta su ayuda.
Cuando ambos se conocen surge una creciente amistad entre los dos, yéndose a vivir juntos, en un territorio ciertamente hostil en donde parece que aún no ha llegado el progreso.
Lo que sí ha llegado ha sido una vaca que la ha traído el potentado del pueblo, aunque por el camino murió otra y un becerro.
Una noche el cocinero ordeña a escondidas la vaca y se le ocurre hacer unos buñuelos que ambos van a vender al mercado, que se convierten en la sensación de los habitantes del poblado, que forman colas para no quedarse sin ellos.
Pronto los dos colaboran en la venta de los buñuelos que se convierten en un exitoso negocio, lo que hace que Cookie sueñe por poder tener una pastelería en San Francisco.
Esta es la séptima película que dirige Kelly Reichardt, realizadora independiente norteamericana, y la primera de ella que tenemos ocasión de ver en las pantallas españolas, una directora que lleva haciendo cine desde 1994 cuando debutó con River of grass y al parecer no ha cambiado su estilo de narración de las historias desde entonces.
Aquí tampoco se ha complicado mucho en la puesta en imagen, de este mínimo relato humano sobre la amistad entre dos hombres, con abundantes primeros planos y planos detalles que no tienen ningún valor o significado, que son fácilmente prescindibles.
Por lo que hemos leído sobre ella es al parecer famosa en su país, Norteamérica, y también es sabido que todas las historias que cuenta las hace de la misma forma, con una pasmosa lentitud, como hemos podido observar en ésta en la que, sobre todo, en la primera hora de proyección se ve crecer la hierba y ya en la segunda se anima algo más.
Lo primero que llama la atención es el formato cuadrado y no sabemos si es por ponerse a tono con el momento histórico en el que transcurre la acción, pero está rodada sin luz artificial y la mayor parte de noche por lo que hay muchos momentos en los que cuesta distinguir la imagen de los personajes.
El guion está basado en una de las dos historias que se incluyen en el libro The half-life, escrito por Jonathan Raymond, que desconocemos, por lo que no sabemos cómo ha sido su adaptación.
Tiene una música muy agradable que utiliza en muy contados momentos que nada tiene que ver con lo que se muestra en la pantalla.
Los dos actores principales, John Magaro como Cookie y Orion Lee como King-Lu hacen un trabajo correcto, aunque sus personajes tampoco es que le exijan demasiado.
Evidentemente para contar estos hechos no hacía falta tanto metraje, ya que llevada a otro ritmo se haría más asequible de cara al espectador, como evidentemente también le sobran premios.
Premio del jurado en Deauville. Premio Albar en el Festival de Gijón. Premio INOCA al mejor guion y 5 premios Halfway. Premio de los críticos al mejor film de Sunset (a Orion Lee), Nueva York, Nuevo México (guion adaptado), Florida, Denver (guion adaptado), Sociedad Cinéfila (director y guion adaptado), Critico de música a William Tyler, San Francisco (fotografía, producción, guion).
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