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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras pasar por varios festivales, entre ellos la Semana de la crítica de Venecia y el de cine europeo de Sevilla, llega a las carteleras españolas 'Ghosts' (2020), de Azra Deniz Okyay.
La historia transcurre a lo largo de un día, un 26 de octubre de 2020, y lo que se pretende es dar un aspecto de la transformación urbana que se lleva a cabo en la ciudad de Estambul, que es el principal atractivo turístico de Turquía, donde constantemente se producen subidas de la tensión eléctrica lo que ocasionan frecuentes apagones en todo el país, con la paralización de los transportes públicos y toda actividad urbana.
Lo que se cuenta es la visión de cuatro personajes, muy diferentes entre sí, que viven en el mismo barrio humilde, donde hay muchos edificios en ruina, que se pretenden derruir para construir la Nueva Turquía, pero el ayuntamiento no da permiso para ello ya que algunos tiene interés artístico y se quiere que sean conservados.
Por una parte está Iffet, una mujer que trabaja en el Ayuntamiento y tiene un hijo, Asil, que está en prisión en espera de juicio, por un crimen no ha cometido, al que chantajean los presos pidiéndole dinero y propinándoles duras palizas.
Está también Diden, una joven con ganas de vivir, que trabaja de limpiadora en un hotel, pero la pillan bailando sola durante el trabajo y la despiden.
Está loca por la danza y forma un grupo para participar en un concurso de baile.
Por otro lado está también Rasit, que se dedica a alquilar camas para dormir y apartamentos, a precios desorbitados, que trabaja por libre con los dueños de una constructora para demoler clandestinamente edificios históricos en ruinas.
Y también hay un grupo de feministas liderado por Ela, que se manifiesta en pro de la defensa y los derechos de la mujer, con constantes protestas contra la violencia de género.
Tampoco podía faltar en todo ello el conflicto entre turcos y sirios y el maltrato de éstos últimos, el machismo, la falta de trabajo para la gente joven, el feminismo, la homofobia, el negocio de la droga y las manifestaciones políticas siempre controladas por el Estado bajo la vigilancia de la policía, del régimen dictatorial de Erdogan, momentos en los que usa algunos planos tomados con un móvil.
Azra Deniz Koyay, que procede del mundo de la publicidad, es una de las directoras turcas más destacadas de la cultura islámica, que lucha contra el cine que llevan a cabo los hombres en sus países de origen, tras estudiar en Francia y hacer cine desde muy joven mediante cortos y ahora se estrena con este su primer largometraje en el que pone de relieve la cultura fílmica recibida en Francia, con el uso de una cámara muy cercana de los personajes.
El guion, que escribe ella misma, se inspira en el apagón que se produjo en Turquía en el mes de marzo de 2015, en torno al cual crea sus personajes de ficción que luchan por salir adelante, que se ven envueltos en un embrollo narrativo de escasa solidez.
En realidad no está haciendo más que cuatro cortos que unifica en un largometraje, en el que hace un pintura correcta de sus personajes, con problemas de subsistencia, y por otra parte diseña un retrato de la sociedad turca, así como del negocio de las constructoras.
En el aspecto interpretativo destaca el trabajo de la joven Dilayda Günes, que actúa por primera vez ante una cámara, que se encuentra muy desenvuelta en el papel de su personaje, frente a otros actores profesionales.
Como originalidad, que llama la atención, el título aparece unos veinte minutos antes del final.
Siete premios conseguidos en el Festival de Antalya Golden Orange. Premio de los críticos Online. Dos premios en el Festival de Tesalónica. Premio en la Semana de la crítica de Venecia y en el Festival de Varsovia.
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