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CRITICA
Por: PACO CASADO
El director de origen griego Costa-Gavras comenzó su carrera con películas policíacas hasta que se centró en el género que le hizo más famoso: los films políticos y de denuncia social como Z (1969), Estado de sitio (1972), Desaparecido (1982).
Sus tres más recientes producciones las ha realizado en el cine americano y la última de ellas, 'Mad City' (1997), denuncia, una vez más, la manipulación que pueden llevar a cabo los medios de comunicación sobre la opinión pública.
El tema no es nuevo pero sí de candente actualidad, ya que las televisiones hacen lo que sea con tal de conseguir audiencia, aunque sea telebasura.
El relato se centra en la figura de un periodista nato, capaz de todo por la noticia, pero venido a menos.
Perro de presa sabe sacar partido cuando se le presenta la ocasión, aunque esté realizando un trabajo menor.
Un guarda jurado que ha sido expulsado de su trabajo en un museo secuestra a la directora y a un grupo de escolares que lo visitan.
Casualmente le coge dentro y puede seguir la noticia en exclusiva. Se hace amigo del secuestrador, que es un pobre hombre, y lo manipula para alargar lo más posible la situación y conseguir audiencia.
El film está planteado en plan de farsa en la que tienen su lugar elementos como los periodistas estrellas de la televisión, los directivos sin escrúpulos que pugnan por la audiencia o los policías que quieren ser protagonistas, perdiendo relieve la aprendiz de periodista, la familia del secuestrador o la figura del vigilante, su compañero, al que hiere accidentalmente.
El aspecto interpretativo se reduce a un duelo entre las dos figuras centrales, un veterano Dustin Hoffman y un cada vez mejor John Travolta, con las puntuales intervenciones del estupendo Alan Alda.
Una correcta dirección de Costa Gavras, que alarga demasiado algunas escenas, que no logra redondear en una gran cinta, pero se ve con sumo agrado.
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