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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hace una década el escritor Chris Van Allsburg nos sorprendía cuando su libro 'Jumanji' fue llevado al cine.
No hace mucho nos volvía a convertir en película otro de sus cuentos, Polar Express.
Y ahora nos llega otra de sus obras filmadas, basada en un relato de poco más de 30 páginas, esta vez por el actor y cineasta Jon Favreau director de 'Elf' (2003).
Cuando el padre se va a trabajar deja a sus dos hijos, Dany y Walter, de 6 y 10 años respectivamente, al cuidado de la hermana mayor, pero ésta les hecha poca cuenta.
Ambos se pelean constantemente y el pequeño, descubre en el sótano un juego de mesa, Zathura, que cada tirada se convierte en un reto que se hace realidad y que transporta la casa al espacio exterior, como si fuera una nave espacial.
Habrán de luchar contra una lluvia de metoritos, monstruos espaciales, mortíferos robots y otras peligrosas criaturas, con la ayuda de un enigmático astronauta del que en el último tercio se enamora la hermana mayor.
Entre las fantásticas aventuras flotan consideraciones como las consecuencias de un matrimonio roto por el divorcio, la lucha de los niños por conquistar el cariño del padre llamando la atención de éste o la indolencia de una juventud que a veces pasa de todo, pero especialmente la idea de que tenemos que ayudarnos unos a otro y más si somos hermanos o la lucha por la unidad familiar.
El problema de este film es que el esquema nos resulta ya conocido por haberlo empleado en Jumanji (1995), de no ser así hubiera resultado de lo más original.
Tal vez en otras manos directivas hubiera resultado con más ritmo y sin estancamiento en algunos momentos.
Los pequeños actores se comportan bien, junto a la breve intervención de Tim Robbins y el buen uso de los efectos especiales.
Cine familiar entretenido para los pequeños que no aburre a los mayores.
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