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CRITICA
Por: PACO CASADO
Los norteamericanos tienen en el tema del juego un subgénero muy emparentado con el cine negro, por aquello de las mafias que intervienen en él.
Las Vegas, como reino del mismo, ha ambientado muchas películas y ésta no es una más, sino una notable producción, de carácter independiente con una interesante historia de amor y riesgo.
Bernie es un pobre hombre tocado por la mala suerte: en su matrimonio, con su hijo y en el juego, debido a lo cual tiene un contrato de siete años como gafe en el Casino Shangrila para pagar una trampa de juego.
Este plazo está a punto de expirar y Natalie, una guapa camarera, se cruza en su camino, se enamora de él y cambia su suerte.
La historia no ha hecho más que empezar, ya que a partir de ahí vendrán los problemas, las dificultades para Bernie, para Shelly, el duro director del casino, para Natalie...
El director sudafricano Wayne Kramer debuta en la dirección con este interesante film, muy bien escrito, con una bien tramada historia, con final sorprendente incluido, que da ocasión a un secundario de lujo como William H. Macy a hacer un protagonista de excepción, a la guapa Maria Bello a repetir su personaje de camarera que ya hizo en El bar Coyote (2000), esta vez más dramático y con mayor posibilidad de lucimiento que no desaprovecha, por la que fue candidata al Globo de Oro, y a Alec Baldwin, un actor venido a menos, a realizarse con un buen papel por el que fue candidato al Globo de Oro y al Oscar como intérprete secundario.
En definitiva una buena cinta sobre la mafia del juego, la suerte y los perdedores, que no deben perderse.
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