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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras el paréntesis de Días de fortuna (1995), Andrew Davis, el director de El fugitivo (1993), vuelve al género que mejor domina y se desenvuelve con mayor facilidad, el de acción, donde poco a poco ha conseguido hacerse un nombre entre los realizadores del cine de esta clase.
En esta ocasión nos cuenta la historia de un grupo de científicos que tras descubrir la fórmula de la energía extraída de forma barata del agua, como fuente inagotable, lo que puede revolucionar el mercado.
Tal revelación provoca que el trabajo sea destruido y parte del equipo asesinado.
Únicamente quedan dos supervivientes, Eddie y Lily, dos estudiantes acusados de sabotaje y que, por tanto, deberán huir y trata de airear al mundo la conspiración, por lo que se ven involucrados en una persecución sin descanso, tras ser acusados de asesinato y traición.
Una serie de personajes interesados en el descubrimiento, o que éste no se dé a conocer a la opinión pública, anda detrás de él. Esto constituye el núcleo central de la película y la excusa para utilizar los elementos del cine de acción, como persecuciones espectaculares, explosiones, efectos especiales y cuanto puede hacer mantener la atención del espectador.
Espionaje y contraespionaje, buenos que se vuelven malos y viceversa, porque nadie es lo que aparenta ser en este film, salvo la inocente pareja protagonista que se ve envuelta en el lío, sin comerlo ni beberlo, pero del que han de huir si quieren conservar sus vidas.
La desbordada imaginación de los guionista hace posible lo que aún no se ha hecho realidad, para conseguir el suspense, la tensión y el ritmo en esta espectacular y comercial cinta norteamericana protagonizada por Keanu Reeves, del que todavía se recuerda su trabajo en Speed, máxima potencia (1994), acompañado en este caso por Rachel Weisz, intérprete de Belleza robada (1996), de Bernardo Bertolucci, y por el veterano Morgan Freeman en un ambiguo personaje por él interpretado.
En Reacción en cadena Andrew Davis utiliza los mismos parámetros del cine de acción, si bien con una mayor dosis y de efectos especiales.
Partiendo de un simple planteamiento científico, confecciomnó una historia de persecución urbana con pretensiones de intriga.
Película de acción con una convincente partitura de Jerry Goldsmith, un flojo guion de base y un forzado final que hace que no acabe de convencer al espectador más exigente.
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