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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tony Gilroy ha demostrado hasta ahora que es un buen guionista con trabajos que han triunfado según el director que le tocara en suerte, pero especialmente en la trilogía Bourne, lo ha logrado, aún cambiando de realizador.
Como a todo guionista algún día le pica el gusanillo de ponerse detrás de las cámaras, a Gilroy le llegó su hora con 'Michael Clayton' (2007) con la que debutó como director de un largometraje, logrando un aceptable film revalorizado por las nominaciones a los Oscar.
De nuevo vuelve a ejercer la dirección con un guion propio, como no podía ser de otro modo, y a utilizar la misma fórmula que en la anterior película, dándole un vuelco en esta ocasión con un tono más de comedia y centrándose en el espionaje industrial en el que sitúa a dos espías profesionales, Ray Koval ex-agente del M-16 y Claire Stenwick miembro de la CIA, que han abandonado el mundo del espionaje gubernamental por uno mucho más lucrativo, que han sido contratados por dos firmas multinacionales de cosmética, Equikron y Burkett and Randle, que luchan por obtener la fórmula de un nuevo producto con el que anular a su competidora y en la que los espías se han infiltrados para conseguirla.
Su misión será hacerse con la fórmula de un producto que aportará una auténtica fortuna a la primera compañía que logre pantentarlo.
El aspecto de comedia romántica surge del enamoramiento de ambos desde que ejercían de auténticos agentes secretos para los organismos oficiales en los que trabajaban.
El guion convierte lo que sería una trama de espías en la guerra fría, en una lucha de espionaje industrial, resultando una cinta entretenida que le complica en exceso la diversión al espectador al abusar de tantos saltos atrás, quien termina por tirar la toalla y dejarse llevar, perdiendo el interés de saber quién está engañando a quien, si es verdad su romance o si simulan para conseguir la fórmula.
Todo da igual al fin y al cabo, en esta guerra de los sexos que surge entre la pareja protagonista que se reencuentra tras haber actuado juntos en 'Closer' (2004), que ponen cara al clásico tema del amor entre espías.
La idea de comienzo es interesante y de camino se hace una crítica de la dura competencia que hay entre las empresas por ganar dinero.
Al inicio prometía esta historia más de lo que da al final, ya que se queda a mitad de camino entre los dos géneros, del thriller y de la comedia, con un desarrollo tedioso en los dos primeros tercios con tantos encuentros, enredando demasiado la trama, para coger velocidad al final.
Gilroy vuelve a enfrentarse a lo que más le gusta, el suspense y el espionaje, con unas dosis importantes de nostalgia por el mundillo clásico de los espías, algo muy patente en el estilo visual retro, que incluye constantes pantallas partidas.
El argumento esconde una ingeniosa trama retorcidamente estudiada, un rompecabezas que, a pesar de poder resulta confuso, atrapa y entretiene a la mayoría de los espectadores.
El director sigue demostrando que es un buen guionista, con diálogos interesantes, aunque esta vez con un guion bastante hermético en este caso, pero es aún inexperto como director, confiado a la buena química de la pareja protagonista, en la que está mejor Clive Owens que Julia Roberts, y con el respaldo de los dos estupendos secundarios Tom Wilkinson y Paul Giamatti.
La notable banda sonora de James Newton Howard contribuye a dar dinamismo a la acción.
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