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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hasta hace pocos años la ciencia ficción era para los cineastas ingenuos tebeos que ofrecían un pretexto para montar una serie de producciones comerciales de segunda categoría.
Pero el elevado costo de esta clase de películas hacía que los productores fueran parcos a la hora de escoger los argumentos.
Sin embargo, las circunstancias cinematográficas, los últimos acontecimientos espaciales y el auge de este tipo de literatura, empiezan a romper ese olvido de tantos años y a obligar al cine a caminar por esos senderos.
El científico Jan Bennes huye de detrás del telón de acero en compañía de Grant, un agente de la CIA, pero sufre un golpe en la cabeza que le produce un coágulo de sangre en su cerebro y para salvarlo reducen un submarino a tamaño microscópico y se lo inyectan en la sangre con una pequeña tripulación.
No obstante surgen los problemas cuando entra en el torrente sanguíneo, para lo que tan sólo tienen una hora.
'Viaje alucinante' (1966) supone un paso más hacia el perfeccionamiento del cine de este género, poco interesante hasta ahora si exceptuamos Lemmy contra 'Alfaville' (1965), de Jean-Luc Godard, o 'Fahrenheit 451' (1966), de François Truffaut, entre otras.
El relato que en esta ocasión sirve de base ha sufrido una serie de refundiciones, ya que la idea original de Otto Klement y Jerome Bixby era muy corta, pero fue novelada por Isaac Asimov, uno de los mejores novelistas del género, después fue adaptada por David Duncan y finalmente convertida en guion cinematográfico por Harry Kleiner.
Estamos por tanto ante una obra seria, madura, con pretensiones y sin ningún tufillo a novela barata de kiosco.
Asimov, como novelista, es un autor que sabe crear personajes, producir situaciones y llevarlas hasta sus últimas consecuencias.
No obstante al hace la adaptación fílmica se ha perdido parte de la caracterización de los personajes, del conflicto y de la trascendencia, quedándose solo la peripecia, el efecto y lo sorprendente.
Permanece por tanto lo superficial, el truco y el efectismo, lo que permanece.
Hecha esta salvedad hay que apuntar que el trabajo de Richard Fleischer como director resulta de una extraordinaria eficacia.
Como obra espectacular, sorprendente, fantástica, 'Viaje alucinante' (1966) sumerge al público en una experiencia única y desconocida ayudada por los decorados de Walter M. Scott y Stuart A. Reiss, los mejores de Hollywood en su especialidad.
Fleischer dirige con una facilidad sorprendente acumulando los golpes de efectos, el suspense y la sorpresa.
En este sentido todo pasa a un segundo plano, el argumento, los personajes, la peripecia para quedarnos con la pura imagen de estar contemplando un universo nuevo, diferente que nos devuelve otra vez el gusto por el cine, el placer de contemplar cosas distintas, con una visión cargada de realismo que resulta un delicioso espectáculo.
'Viaje alucinante' (1966) supone la maduración del género cinematográfico de la ciencia ficción y un hito importante que en su aspecto de impacto tiene una serie de valores y un carácter de ejemplaridad que pueden ayudar en su visión al espectador.
Dos Oscar: a los decorados y a los efectos visuales. Premio Eddie de los montadores americanos. Premio de los editores de sonido.
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