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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cuando no se quiere seguir contando una historia, tras conseguir el éxito con unos capítulos anteriores, se recurre a narrar el comienzo. Nos explicamos.
Thomas Harris escribió una novela que se llamó 'El dragón rojo', publicada en 1981, donde creó el personaje del doctor Hannibal Lecter, que ya fue llevada al cine con el titulo de Hunter (1986), dirigida por Michael Mann, que estaba bastante bien por cierto.
Siete años más tarde escribió su continuación, 'El silencio de los corderos', publicada en el año 1988.
Fue tal el éxito de su adaptación al cine que le llevó a escribir un tercer capítulo, 'Hannibal', publicado en junio de 1999 que ya no fue tan bien, pero resultó ser bastante rentable.
Ya no se quería forzar al escritor a hacer una cuarta entrega y se recurre a volver a realizar la primera novela, 'El dragón rojo', ahora con el actor que originó el éxito del personaje y que le valió el Oscar: Anthony Hopkins.
El objetivo del avispado productor Dino de Laurentiis se ha visto cumplido, ya que ha sido una de las películas más taquilleras del pasado verano en los Estados Unidos.
Fue por ello por lo que le encargó la dirección de la misma a Brett Ratner, un mediocre realizador, sin personalidad, pero capaz de conseguir un film comercial, aunque sin la fuerza de los anteriores.
El hecho de que se parezca a El silencio de los corderos (1991) es que Thomas Harris, que autoplagió su primera novela utilizando el mismo esquema para escribir la segunda.
Los asesinos a sueldo siempre tienen una legión de admiradores que disfrutan con sus crímenes y los brutales detalles al cometerlos, con los que sienten emoción al conocerlos, como es el caso del Dr. Hannibal Lecter, un hombre refinado además de con buen gusto.
Al comienzo del film el agente del FBI, Will Graham, apresa a Lecter y ya en la cárcel le pide ayuda para atrapar a un psicópata asesino que mata a todos los miembros de la familia y terminará pidiéndole que atienda a la teniente Clarise Sterling para que le ayude a analizar el perfil psicológico del asesino y adelantarse a sus pasos, resolviendo así un nuevo caso.
Brett Ratner a quien se le deben títulos como Hora punta (1998) o Family Man (2000) es un director con oficio, pero sin mucha inspiración, que no tiene la personalidad de Jonathan Demme.
Por su parte Anthony Hopkins vuelve a incorporar al Dr. Hannibal Lecter sin mover una ceja, seguido por un reparto interesante de buenos actores.
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