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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al final de los años cincuenta, exactamente 1958, Kurt Newman, un artesano del cine de Hollywood, llevaba a cabo la primera versión de La mosca, que estaba basada en el libro El hombre mosca, que se convirtió en un clásico del cine de terror, aunque a nuestro entender no pasaba de ser una más que mediocre película de serie B.
En 1986 el director canadiense David Cronenberg, autor de films como 'Cromosoma 3' (1979), 'Scanners' (1981) o 'Videodrome' (1983), hacía una nueva versión que conseguiría el Oscar a los mejores efectos especiales realizados por Chris Walas que ahora con esta continuación de la historia realiza su primer largometraje, debutando así como director.
Si en la primera era el drama del científico Seth Brundle que se convertía en víctima de su propio error al introducirse en la cápsula de teletransportación una mosca y mezclarse las moléculas de ambos cuerpos, transformándose en mosca, secreto que era compartido con su novia, aquí el tema resulta ser más amplio.
Antes de morir, Veronica, la novia queda embarazada y tiene un hijo póstumo, Martin, que unos científicos cuidan encerrado en un laboratorio a la espera de que se produzca la reacción que sufrió su padre.
El niño crece deprisa y su desarrollo es rápido.
El dueño del laboratorio quiere que descubra por sí mismo los secretos de su progenitor, pero también conoce el amor a través de Beth, su novia, y la manipulación de la que está siendo objeto.
En este caso ha de luchar contra algo real, además de su propio destino, no será víctima de la ambición con lo fue su padre, y el amor le hará recobrar las ganas de vivir al par que descubre que hay un mundo que no conoce en el exterior del laboratorio.
El protagonista tendrá que luchar también contra todos aquellos que lo quieren usar como un simple conejillo de indias.
Por ello, aunque la segunda cinta tiene un esquema un tanto similar a la primera, en su tercio final se convierte casi en una producción de acción con más movilidad y emoción aunque sea por el simple hecho de saber si habrá un final feliz y hacer pagar sus culpas a los malvados.
Chris Walas cuenta con un joven actor que a pesar de ello tiene una amplia experiencia teatral y cinematográfica como es Eric Stoltz, que ya había interpretado al deforme ser de 'Máscara' (1985), de Peter Bogdanovich y 'Sister, Sister' (1987), de Bill Condon.
Y junto a él la veteranía del actor Lee Richardson, al que recordarán de títulos como 'El príncipe de la ciudad' (1981) y 'El honor de los Prizzi' (1985) y la joven Daphne Zuniga, protagonista entre otras de 'La loca historia de las galaxias' (1987).
Por su parte Chris Walas se limita a ilustrar en imágenes el guion poniendo el acento en los efectos especiales que es lo que mejor domina al ser del departamento del que proviene.
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