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CRITICA
Por: PACO CASADO
Esta tercera parte de las 'Tortugas Ninja' (1993) no ha tenido ni la polémica de la primera, ni la aceptación de las dos anteriores, tal vez por aquello de que ya son conocidos y a decir verdad, tampoco son esta vez excesivamente violentas, posiblemente por aquello de que se trataba de hacer un cine cada vez más asequible al público infantil y en general para toda clase de espectadores.
En esta nueva aventura los famosos quelonios descubren un cetro que, por arte de magia, los transporta al pasado, concretamente al antiguo Japón de 1393, en la Edad Media, a través de un viaje en el tiempo, donde se ven envueltos en una serie de luchas de clanes, de guerra de samuráis rebeldes, en ese país de aquella época, como es habitual en compañía de su amiga la reportera televisiva April O'Neil, que es tomada por una bruja.
El heroico cuarteto decide luchar contra Lord Norinaga y su mano derecha Walker, ya que están esclavisando a las gentes.
Todo ello no es más que el comienzo de una serie de larga aventuras que se van sucediendo en el Japón feudal, mientras que los guerreros que han sido intercambiados por Leonardo, Donatello, Raphael y Michelángelo, no salen de su asombro en el moderno mundo actual.
Debido a la magia y la fantasía del cine, todo es posible y cada vez más, gracias a los efectos especiales que día a día están cada vez más perfeccionados.
Por ello el director canadiense Stuart Gillard, a quien también se le debe el guion de esta película, no ha tenido más que imprimir el ritmo requerido a las imágenes, cosa harto aprendida debido a su experiencia televisiva y de esta forma las famosas tortugas están de nuevo listas para la acción en una aventura distinta y dispuestas a hacer pasar un rato de diversión a la chavalería infantil.
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