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CRITICA
Por: PACO CASADO
Son ya innumerables las películas de esta clase que nos están llegando a las pantallas españolas y todas son prácticamente iguales, aunque ésta es una de las de más acción de la saga.
En todas ellas se procura que el espectador salga satisfecho de la sala después de contemplar numerosos combates de lucha libre llenos de violencia en el ring.
En esta ocasión Santo tiene que luchar contra un grupo de falsos espiritistas que intentan estafar a María Elena, su joven ahijada, de una fabulosa herencia de seis millones de pesos mediante una falsa sesión de espiritismo.
Esta vez se verá ayudado por sus viejos amigos Máscara gris y Máscara negra.
Hasta ahora no habíamos visto ninguna en que esta acumulación de peleas sea tal que ocupe prácticamente todo el argumento, hasta el punto que llegamos a contar hasta ocho de ellas, entre combates callejeros y los de lucha libre que se celebran en el ring de las doce cuerdas.
La verdad es que no se diferencian mucho unos de otros, ya que en ambos se emplea la misma violencia y trucos de llaves de lucha libre, ya sea dentro o fuera del ring.
Otra cosa curiosa es que en casi todos los combates se utiliza a los mismos personaje y ninguno queda lesionado o muerto a pesar de los golpes que reciben.
No obstante no es ésta una violencia sádica como ocurre en otras cintas, sino que impresionan los primeros golpes, pero éstos parece que ejercen a manera de vacuna inmunizadora que los cura rápidamente para que sigan recibiendo a continuación.
Los personajes ruedan por el suelo o por la lona del ring como muñecos y a veces hasta hacen reír con los golpes que encajan.
Como se puede comprender la realización es de lo más vulgar por parte del director Alfredo B. Crevenna y está a la altura de las circunstancias.
Como curiosidad es la última película interpretada por Silvia Fournier.
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