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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hace quince años Paul Hogan creó el personaje de Mick Dundee, alias Cocodrilo Dundee y su película revolucionó el cine australiano, siendo una de las más comerciales de la temporada. El éxito logrado hizo que dos años mas tarde, en 1988, se hiciera una secuela que se desarrollaba entre los rascacielos de Nueva York en una primera salida más allá de los límites de su aldea australiana de Walkabout Creek.
Al cabo de los años se nos ofrece esta nueva aventura del pintoresco personaje, esta vez en compañía de su hijo de nueve años y otra vez han de trasladarse a Norteamérica, ahora a Los Angeles, donde el padre de su esposa Sue Charlenton le ruega que acuda a dirigir el periódico que posee, al haber muerto en extrañas circunstancias su director.
La investigación de esta historia le lleva al mundo del cine a lo que le ayuda su marido, Cocodrilo Dundee, que se mete en uno de los estudios y descubre el motivo por el que fue asesinado.
Un argumento tan simple como la bondad del personaje que con su inocencia rural y sus conocimientos aplicados a la investigación hacen que su olfato le lleve hasta el lugar preciso y descubra a los delincuentes.
Un guion endeble con un relato banal que sirve de percha para este entretenimiento apto para todos los públicos, trufado de algunos mensajes ecologistas, y sin muchas pretensiones que hace pasar el rato.
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