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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tom Ripley es un joven americano que ha viajado a Europa en busca de su amigo Philippe Greenleaf, un playboy heredero de un millonario yanqui, que se dedica a la vida fácil en lugar de a los negocios de su padre.
Tom decide, harto de las humillaciones que recibe de Philippe, usurpar su personalidad, asesinándolo para poder representar su superchería sin ningún contratiempo.
Tom va a jugar un doble juego: por un lado, tendrá la coartada de su verdadera identidad: por otro, será el hombre que ha sido su víctima.
En el centro del dramático juego hay una mujer, Marge, amada por Philippe y a la que Tom pretende hacer suya.
Pero no sólo es la mujer, sino también la fortuna que Philippe tiene depositada en su banco, de la que Tom pretende apoderarse.
Para ello tendrá que montar la jugada maestra: Philippe debe suicidarse y dejar a Marge como su heredera.
Cuando René Clément llevó a la pantalla esta obra de Patricia Highsmith no era aún una escritora legendaria mitificada por los aficionados a la novela policiaca.
A pesar de ello, la película está teniendo una notable difusión y gran éxito por las conductas amorosas de sus protagonistas en el lujoso marco de la costa italiana donde transcurre la acción.
Ésta gira alrededor de Tom Ripley, tras usurpar la personalidad de su amigo, un tiránico playboy para apoderarse de su fortuna y también de su joven amante, todo ello debido a un complejo y arriesgado juego que tendrá, cómo no, un inesperado desenlace.
El film se beneficia de la buena dirección de René Clément, así mismo coguionista con Paul Cegauff, y de una interpretación consistente de Alain Delon, de Marie Laforet en el papel que reveló su singular belleza y actitud como actriz y de Maurice Ronet.
La cinta no tiene la sordidez de las posteriores novelas de Patricia Highsmith o ésta, en todo caso, se desenvuelve en el clima mundano y cosmopolita en que se mueven los protagonistas de esta historia.
Ver 'A pleno sol' (1959) es como contemplar fríamente una obra de envergadura para poder apreciar con mayor claridad la seguridad y dominio de la técnica cinematográfica de un realizador tan seguro como René Clément, admirar los detalles y cómo construye la puesta en imágenes a lo que ayuda la calidad de la fotografía de Henri Decaë, la agilidad de la cámara, así como la dulzura y la belleza de la música de fondo de la partitura de Nino Rota.
Si observamos la filmografía de este director nos podría parecer en principio un cineasta dulzón que consiguió premios con la obra que lo descubrió, 'Juegos prohibidos' (1952), pero ese aire angelical se transformaría en crudeza en 'A pleno sol' (1959).
La sencillez y candidez aparente de los comienzos de Clément se refleja primero en sus personajes, pero poco a poco evolucionan en su carácter, y su conducta se complica caso de Tom, que llega hasta el crimen casi perfecto, la huida, el ocultamiento y la suplantación de personalidad.
Como contraposición la sencillez sin doblez de Maurice Ronet y la víctima, positiva en este caso, del personaje de Marge.
El estudio de estos personajes tiene un gran interés así como la puesta en escena de René Clément que comienza por la confianza que deposita en los actores seguros y de valía.
La película está levantando una gran polémica, debido a unos cortes dados por la censura española, lo que ha motivado un gran escándalo, que ha hecho que el espectador imagine cosas que son inexistentes.
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