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CRITICA
Por: PACO CASADO
El pasado verano se proyectaba con gran despliegue Liberad a Willy! (1993), dirigida por Simon Wincer, donde se hacían votos por la salvación de las ballenas y en la que se nos contaban las desgracias paralelas de una orca en cautividad y Jesse un niño que, abandonado por su madre se encontraba igualmente solo.
Ambos hacían amistad y al final cada uno lograba su propósito.
No había una previsión de volverse a ver, y es por ello por lo que los guionistas se han inventado un nuevo encuentro dos años después de ser liberado y más problemas para ambos.
Para el animal la contaminación marina ocasionada por un petrolero al verter el negro líquido de su interior atrapando en una cala en la que se encuentra Willy y su familia.
Por liberarles el niño se ve en peligro de muerte y esta vez será su amigo acudirá también en su ayuda devolviéndole el favor.
Aquí se nos vuelve a montar un melodrama infantil asequible a la mentalidad del niño espectador, con la muerte de la madre del joven protagonista y la llegada de un hermanastro sobre el que siente cierto rechazo y que terminará aceptando, como era previsible.
Para diferenciarlo del anterior se le da entrada a un pequeño romance de adolescentes.
Como en la película precedente, el mensaje ecologista continúa estando presente en la defensa de los animales y la contaminación de los mares.
El previsible final, donde una vez más vencerá el bien y los malvados acabarán pagando sus culpas, no llama la atención, pero sí, una ocasión más, la música de Basil Poledouris y la bella fotografía de Laszlo Kovacs, vuelven a lucir en esta nueva producción.
Película infantil para distracción de los pequeños que no desagrada tampoco a los mayores que les acompañen.
Premio EMA al mejor film sobre medios ambientales. Mejor animal estrella Keiko en los Premios Kids' Choice.
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