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CRITICA
Por: PACO CASADO
Joe D'Amato, seudónimo de Arístide Massaccesi, tras haber realizado varias producciones de la serie de 'Emanuelle negra', intenta ahora hacer con esta película un sucedáneo de aquella otra titulada 'Doctor Tersilli, médico de la clínica Villa Celeste, afiliada a la mutua' (1969) dirigida por Luciano Salce e interpretada por Alberto Sordi y Evelyn Stewart, que tan buenos resultados dio en taquilla y éxito artístico tuvo y donde se ponía en solfa todo el mecanismo de las mutuas italianas, a través de la historia de un joven médico que deseaba hacer una rápida carrera aunque fuera por métodos poco ortodoxos.
Pero lo que allí era ingenio y crítica social, mezclada con humorismo de cierta altura, aquí no es más que una parodia verderona, con chistes y frases de doble sentido y exhibicionismo anatómico femenino a diestro y siniestro, ya que el argumento no va más que encaminado a obtener un producto comercial, una comedia al uso para hacer reír a un sencillo espectador.
Los autores parece que han olvidado que para que este género de comedias divertidas triunfe, tiene que estar el guion plagado de ingenio y de ocurrencias, con situaciones y efectos donosos.
Realmente esto aquí falla en muchas ocasiones, aunque en otras tenga una cierta gracia y de vez en cuando haga reír al respetable que va a ver este film predispuesto a ello.
El endeble guion condiciona el trabajo de la dirección llevada a cabo por Joe D'Amato, que se dedica exclusivamente a provocar las situaciones, pero sin saber sacarle partido a la mayoría de ellas, cayendo con suma frecuencia de las veces en la más burda sal gruesa, abusando constantemente de las repeticiones de las mismas.
El doctor Guido lo Bianco es un famoso ginecólogo que por unas malas especulaciones se ve cubierto de deudas a la mafia y para evitar problemas mayores decide irse al extranjero durante unos meses.
Al no poder cerrar su consulta, decide ponerse en contacto con el doctor Franco Giovanardi para que lo sustituya, que es un buen y honesto ginecólogo de la mutua, aunque es muy libertino debido a haberse casado con una mujer que resultó ser lesbiana.
El protagonista es Renzo Montagnani, que encarna a este famoso ginecólogo que es tomado como pantalla en un fraude, ya que aparentemente es algo ingenuo, pero finalmente resulta ser más listillo de la cuenta de lo que parecía en un principio.
El actor repite los mismos tics que hace en las comedias que ha interpretado con anterioridad sin esforzarse mucho en este nuevo trabajo, siempre rodeado de chicas guapas que adornan esta historia mientras que en un papel secundario aparece Aldo Fabrizi, actor del que tan grato recuerdo tenemos de su estupenda Roma ciudad abierta (1945), dirigida por Roberto Rossellini e interpretada junto a la excepcional Anna Magnani.
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