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CRITICA
Por: PACO CASADO
Cortados por la misma tijera que las muchas parejas cómicas que han sido en el mundo del cine, Terence Hill y Bud Spencer, un flaco y un gordo clásico, fue un descubriento de E.B. Clucher en la película "Le llamaban Trinidad".
Tras el éxito de ésta vino la segunda "Le seguían llamando Trinidad" para posteriormente desunirse la pareja, y los directores que le sucedieron a Clucher no supieron sacarles el mismo partido.
Los imitadores surgieron como por encando, pero no consiguieron hacerles sombra.
Para explotar el éxito se repone ahora esta antigua cinta que al mismo tiempo cubre cuota de española.
El guion es pobre e inconsistente, a pesar de que está firmado por cuatro personas.
Dos ciudadanos están continuamente discutiendo sobre la propiedad de un minibólido que les ha tocado en un tómbola, pero se unen cuando tienen que luchar contra un enemigo común.
La anécdota es mínima y tan solo pretende ser una excusa para unir y justificar una serie de situaciones cómicas en las que se repiten los mismos gags de siempre a base de mamporros contra múltiples enemigos a los que se enfrenta la sin igual pareja.
Tan solo en ocasiones logra lo pretendido, como por ejemplo en algunos instantes del gimnasio.
Terence Hill y Bud Spencer repiten los tics y aptitudes mientras los demás personajes quedan muy difuminados.
Los resultados ni se asemejan a la risa sana que se lograba en las dos primeras películas de la serie Trinidad.
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