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CRITICA
Por: PACO CASADO
Elegida para la inauguración, fuera de concurso, de la edición número 70 del Festival de cine de San Sebastián 2022.
Después de dos años, 2018 y 2019, realizando la serie de televisión de seis episodios 'La peste', ambientada en la Sevilla del siglo XVI, Alberto Rodríguez, el director andaluz, sevillano por más señas, más interesante de la actualidad, vuelve al cine con este guion escrito con su amigo y habitual colaborador Rafael Cobos, que escribieron en 2005 y que ahora ha visto la ocasión de convertirse finalmente en imágenes transformado en un retrato sociopolítico.
Se trata de una violenta historia de intriga basada en hechos reales con los sucesos del motín ocurrido en 1977 en la cárcel Modelo de Barcelona, todo un símbolo de la represión del régimen anterior (cerrada en 2017) en los primeros años de la Transición de la recién llegada democracia a nuestro país.
La primera parte se dedica a la presentación de personajes, mientras que la segunda está más dedicada a la acción.
Manuel es un joven veinteañero, de origen humilde, contable de una empresa, que es acusado de haberse apropiado de cerca de un millón de pesetas, cuando en realidad él dice que fueron 50.000, siendo así víctima de la corrupción existente en la empresa, lo que le puede suponer hasta diez años de cárcel, resultando una condena desproporcionada para el delito menor que ha cometido.
Como suele ocurrir en esos casos siempre hay un preso veterano que domina la situación y ese es Pino, un hombre solitario que se aísla de todo con sus novelas de ciencia ficción.
Manuel viene a caer en la celda de éste y juntos llegan a crear una buena amistad.
Por otra parte se cuenta la historia de la creación de la COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha), un colectivo de presidiarios a cuya cabeza está al que llaman El Demócrata, que trata de defender los derechos de los internos y la petición de una amnistía que nunca se consiguió para los delincuentes comunes pero sí para los de carácter político.
Hay además otros personajes secundarios que tienen un cierto relieve en la acción como son el de El negro, que interpreta Jesús Carroza o El Marbella que encarna Fernando Tejero y curiosamente tan sólo uno femenino destacado, el de Lucía, incorporado por Catalina Sopelana, en esta película de hombres que se desarrolla prácticamente en su totalidad en el opresivo ambiente del interior de la cárcel, lo que supone una tortura más, además de la privación de libertad, salvo en los metros finales, alargando innecesariamente el metraje.
Pronto Manuel se une a esta especie de sindicato e interviene en las huelgas de hambre y motines que se producen en el recinto carcelario, siendo maltratados brutalmente por los vigilantes, al tiempo que los reos organizan la fuga a la que como dicen todo preso tiene derecho a intentarlo.
En definitiva se trata de una historia en la que se tocan demasiados temas sin profundizar en ellos, en los que pone de relieve la amistad, la solidaridad entre los presos en busca siempre de obtener la libertad en este duro drama carcelario que resalta las miserias de una olvidadiza sociedad.
El film tiene un guion con un cierto aroma propio del subgénero carcelario que suele hacer tan bien el cine norteamericano, aunque tal vez el interés se diluye un poco con todas estas acciones que hemos citado anteriormente, lo que hace que le falte algo de fuerza al diluirse la atención por momentos de la idea central como la de reivindicar los derechos humanos en contra de los errores judiciales en un sistema amañado por el gobierno y la policía, que provocaba la mala situación de las cárceles en aquellos años.
Está bien realizado en cuanto a la puesta en imágenes por parte de Alberto Rodríguez con la ayuda en la fotografía de Álex Catalán y la música de Julio de la Rosa.
En lo referente a la interpretación principal recae en el veterano Javier Gutiérrez, con un aspecto casi irreconocible, así como en el joven actor malagueño Miguel Herrán a quien hemos visto recientemente en Canallas (2022), Hasta el cielo (2020) o Alegría, tristeza (2018), que carga sobre sus hombros el mayor peso de esta cinta y entre los que surge una bonita amistad.
No obstante la película se ve con interés aunque le falten momentos memorables lo que hace que no sea redonda.
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