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CRITICA
Por: PACO CASADO
La acción de esta historia se desarolla en el año 1950 en una urbanización ideal situada en un paraje desértico californiano en la que viven las familias de los empleados de lo que se ha dado en llamar Proyecto Victoria, en el que se investiga sobre materiales progresivos, que le da también nombre al lugar.
Muy cerca de allí tiene el emplazamiento la empresa donde se lleva a cabo ese trabajo ultrasecreto del que no pueden hablar ni siquiera con sus esposas, ni con los empleados de los otros departamentos.
Un día Margaret, una de las esposas, sale con su hijo pequeño y éste desaparece, lo que deja fuera de sí a la madre.
Una de las amas de casa, Alice, esposa de Jack, empieza a sospechar que se están ocultando algunos hechos que son inquietantes.
Ella tiene pesadillas y algunas alucinaciones, pero un día ve que aquella mujer negra se ha subido al tejado de su casa, se ha cortado el cuello y ha caido muerta al suelo, pero le dicen que ha sido un descuido mientras limpiaba una ventana y está convaleciente.
En una fiesta, Frank, el jefe del proyecto, asciende a Jack, su marido al Consejo consultivo y poco despues ella da una cena en la que se encara con Frank y la dan por loca y es internada.
Tras un tiempo vuelve y trata de averiguar qué es lo que está pasando realmente.
En esta producción se dan cita varios géneros como el thriller psicológico y la ciencia ficción con cierto aspecto futurista que se lleva con el máximo secreto, aunque todo parece transcurrir de forma placentera ya que mientras que todos los marido salen a trabajar a la misma hora, las mujeres quedan en casa con su quehaceres habituales, acudiendo a gimnasia o clase de baile, a la compra, a nadar en la piscina o cotillear entre ellas, hasta que empiezan a pasar sucesos inesperados que inquietan, sobre todo a Alice, que quiere abandonar ese estado del bienestar aburrido y prefiere volver a sus turno de enfermera en el hospital que era lo que hacía antes de trasladarse allí, pero su marido se niega a ello.
En el fondo el tema se rebela contra la manipulación de las mujeres que de alguna forma se alzan finalmente por la igualdad.
La película tiene un guion de Katie Silberman que se basa en un relato de los hermanos Carey y Shane Van Dyke que tiene algunos momentos de emoción y suspense que se salpican a lo largo de la trama, que la mayoría de las veces son subrayados por la contundente música de John Powell, con una nítida fotografía de Matthew Labatique, mientras que otros son convencionales y cuestionables, mientras que el final no parece complacer a la audiencia.
El mayor peso de la acción recae en Florence Pugh en el papel de Alice, que se entrega en firme a su papel, rodeada de varias actrices en los cometidos de las esposas, mientras que en el lado masculino destaca la presencia de Chris Pine como Frank, y el cantante Harry Styles su primer papel protagonista que vuelven locas a las espectadoras cuando éstos aparece en la pantalla.
Esta vez la dirección la lleva a cabo una mujer, Olivia Wilde, en su segundo largometraje como tal, tras debutar con Super empollonas (2019), que además se reserva el papel actoral de Bunny, una de las esposas protagonistas, que en la realización sabe cómo establecer un inquietante estado de ánimo en el espectador, a la que no se le puede poner pegas en ninguno de sus dos cometidos, con los que cumple sobradamente, en cuya realización incluye con cierta frecuencias imágenes en blanco y negro de escenas de danza del tipo de Busby Kerkeley que por algún motivo recuerda la protagonista o le atormentan su mente.
Premio Grapa de oro a al mejor film en la Mostra de cine de Venecia.
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