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CRITICA
Por: PACO CASADO
De todos es conocido el dicho que apunta que "nunca segundas partes fueron buenas" y aquí se cumple de alguna manera, aunque mejor quedaría diciendo que esta segunda parte es inferior o no tan buena como la primera.
Basándose en los personajes creados por Ernest Tidyman, que ya dieron buen juego en la anterior, originando una película realmente interesante a la que se le dio en España el título de Las noches rojas de Harlem (1971), el mismo guionista ha querido seguir explotando la fórmula, utilizando los personajes creados por él, que dio tan buen resultado en el primer capítulo.
No obstante aquel film tenía más garra que este y estaba más justificada la actuación del policía negro John Shaft, con todo lo que llevaba aparejado de lucha racial y de clase, en el famoso barrio neoyorquino de Harlem.
Esta vez Shaft está de regreso para encontrar al asesino de un viejo amigo en las frías y duras calles de la ciudad neoyorquina con un poco de ayuda por parte de unos nuevos amigos.
La cuestión se complica cuando hay una guerra de matones que tratan de apoderarse de ese territorio que el muerto dejó sin dueño y de una cantidad de un cuarto de millón de dólares de su legítimo negocio.
Por otro lado Shaft tratará de mantener a salvo de los capos mafiosos a la hermana del amigo fallecido.
En esta nueva entrega pensamos que se ha copiado en exceso la fórmula inglesa de las cintas protagonizadas por el agente 007 James Bond, cuidándose mucho en este sentido el lado espectacular y el aspecto galanteador del protagonista que aquí tiene más éxito con las chicas, sobresaliendo la acción, la violencia y las escenas de sexo como características de esta segunda entrega.
En el primer aspecto no falta la típica y apasionante persecución en automóvil, más larga en esta ocasión, al tiempo que se hace más explosiva, espectacular y vistosa, como igualmente ocurre en la de la lancha a motor y en el helicóptero.
Continua el director Gordon Park en este su tercer largometraje, tras debutar con 'The learning tree' (1969), que no se estrenó en España, y la segunda fue Las noches rojas de Harlem (1971), llevando la narración a buen ritmo, con escenas llenas de vigor, pero en este caso con un argumento inferior al de la anterior.
La música permanece en la misma línea, a pesar de ser el propio Gordon Parks quien se ha encargado esta vez de componer la banda sonora con la ayuda en las canciones interpretadas por O. C. Smith e Isaac Hayes, compositor este último que tuvo discrepancias con Parks.
Los actores tienen asumidos sus papeles y cumplen con lo que se les pide en este caso, destacando el trabajo de Richard Roundtree.
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