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CRITICA
Por: PACO CASADO
Las novelas unas veces sirven como fuente de inspiración a la hora de ser trasladar sus historias al cine, mientras que otras son traspuestas con toda fidelidad.
Para su primera película el cineasta Lewis John Carlino ha preferido la primera fórmula al adaptar a la pantalla la novela Gogo no eiko del japonés Yukio Mishima, que asombró a sus propios compatriotas cuando fue editada en 1970.
Para un director es importante adecuar la narración de lo que nos cuenta con el clima y ambiente en el que sucede y su descripción debe ir buscando que no se note en este caso el cambio de un país a otro.
Carlino ha respetado el espíritu del libro pero ha transformado el ambiente al trasladarlo a Dover, un pequeño pueblo costero de la Inglaterra rural, donde Anne Osborne, una mujer que quedó viuda muy joven, que vive con su hijo Jonathan, donde ahora dirige la tienda de antigüedades de David su marido, está necesitada del amor de un hombre y un día se enamora de Jim Cameron, un rudo marino, lo que viene a romper el equilibrio familiar.
Tras la muerte de su padre, el hijo en principio lo admira, pero acaba convirtiéndose en odio y planea vengarse del nuevo hombre que ha entrado en la vida de su madre.
El relato conserva el sentido oriental sobre el honor, el orden y la muerte, pero pasado por el tamiz británico.
Paralelamente se va desarrollando la historia de amor entre los adultos y la comparación con el mundo de los niños que ven a estos autoritarios y despóticos hasta llegar a veces a romper sus fantasías y encanto de su propio ambiente.
Por este motivo se revelan y tratan por sus medios de poner las cosas en su sitio a su manera.
La joven viuda, el marino y el hijo adolescente de ella, forman un triángulo que se complementa con el grupo escolar que resulta clave en toda la historia y su desenlace.
Escenas poéticas con otras crueles junto a algunas eróticas de fuerte impacto, componen un conjunto atractivo muy bien servido.
Posiblemente por este mismo espíritu de la novela Lewis John Carlino data al film de un gran ambiente poético, que se respira no sólo en las escenas de amor sino también en el ritmo lento y parsimonioso de las imágenes que recrean el clima y el marco adecuado en la mansión, el mar y las praderas en las que se desarrolla, con una bellísima fotografía en color que ha aportado Douglas Slocombe, envuelta por la música de Johnny Mandel.
Ha contado con una pareja de actores impresionante, Sarah Miles y Kris Kristofferson, y no le van a la saga los dos pequeños actores que incorporan al hijo de la viuda y al jefe de la pandilla.
Si a esto le sumamos la buena dirección y su sentido estético, tenemos todos los ingredientes para conseguir un buen film como lo ha logrado el director Lewis John Carlino en esta ocasión con esta su ópera prima tan sugerente como atractiva.
Anotemos finalmente que participó en el Festival de cine de San Sebastián y estuvieron nominados a los Globos de oro Sarah Miles y Jonathan Kahn.
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