|
CRITICA
Por: PACO CASADO
El cine inglés cada vez es más absorbido por el norteamericano, llevándose a sus filas no solo a los actores sino también a los directores.
Así podemos ver cómo un teórico como Karel Reisz, fundamental en la revolución del cine británico de los años setenta, ha sido absorbido por el norteamericano hasta el punto de rodar en Norteamerica una historia tan americana como la biografía de la cantante de country Patsy Cline.
La cinta recoge los comienzos de esta chica cuando aún cantaba en bares sin que nadie le echara cuenta, su divorcio del primer marido y su consiguiente casamiento nuevamente con el hombre con el que terminaría sus días tras el trágico accidente de aviación en el que perdió la vida.
Todo el film es la penosa y lenta ascensión en el mundo de la música, la grabación de sus primeros discos, sus giras por el país y en medio las constantes peleas con su marido, sus relaciones con su madre y el nacimiento de sus dos hijos.
Toda una vida de sacrificio en pro de su vocación y su amor por su marido, para al final terminar aún joven cuando su carrera comenzaba a cuajar y poder disfrutar de la vida.
La película no pretende ser exhaustiva y está adornada con un ramillete de canciones de la cantante que van desde 1960 a 1963, tales como "Sant Antonio Rose", "Crazy" o "Sweet dreams", que da título original al film, todas ellas bastante buenas.
En el capítulo interpretativo se lleva la palma Jessica Lange, que volvió a estar nominada por su trabajo en este film y Ed Harris que le secunda con eficacia, unido a la labor de Karel Reisz en la dirección.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
TRÁILER'S
CLIPS
CÓMO SE HIZO
VIDEO ENTREVISTAS
AUDIOS
PREMIERE