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CRITICA
Por: PACO CASADO
Poco o nada se podría decir que ha hecho Arthur Hiller por disimular el origen teatral de esta película, porque el director del famoso "Love Story" se limita a fotografíar con desgana y mediocridad una obra de Neil Simon, casi al pie de la letra, sacando apenas la cámara a los exteriores para un par de escenas.
Si la obra hubiese tenido garra y calidad, si hubiese sido una buena obra, la cosa sería más perdonable, pero por desgracia estamos ante una comeida tópica y moralista, llena de resabios burgueses, exponente típico del teatro de alcoba, en la que los chistes verbales más o menos picantes se sucenden sin gracia uno tras otro.
Sin sentido moderno de la comicidad, con un tono almibarado y una palabrería farragosa, la cinta transcurre pesada y supone un endeble tanto para su realizador, el autor de otros correctos trabajos mucho más soportables que este trío para Walter Matthau que, por cierto, cada vez se repite más y se olvida de sus tiempos eficaces de la mano de Billy Wilder.
Cinta fallida, se le podría salvar la actuación de sus actrices, como Barbara Harris o Lee Grant, pero en general supone un ejemplo de cómo no debe llevarse una obra de teatro de la pantalla, por muy famosa y millonaria en representaciones que sea.
Una partitura musical anodina de Maurice Jarre y un color sólo aceptable completan el panorama de una cinta que, atendiendo a sus condiciones artísticas y al conjunto de sus valores.
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