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CRITICA
Por: PACO CASADO
Hace un tiempo que florence las película sobre la homosexualidad, especialmente entre el género masculino, y la que nos ocupa en esta semana es una coproducción de Australia con Alemania y se sitúa en un lugar en el que este tema no es muy frecuente, como es el ejército, y no se trata precisamente de una comedia sobre algo inventado.
Este drama está basado en hechos reales, en el que el sargento mayor Charles Eismayer es el entrenador y el militar más temido en el ejército austriaco por su brutalidad.
Esto hace que se gane una reprimenda por parte de su superior, el capitán Karnaval, debido a la dureza que suele emplear en los ejercicios en la instrucción sobre los reclutas y en llevar a cabo la disciplina en todo momento, ya que de esa forma oculta su reprimida homosexualidad, pero evita que los jóvenes se alisten.
Está casado con Christina y tiene un hijo, pero subrepticiamente vive una homosexualidad en secreto, manteniendo relaciones ocasionales con otros hombres, aunque el ejército no es un lugar para maricas, lo que supone un cierto contraste con la hombría que se presume es habitual en las Fuerzas armadas.
Uno de los reclutas, Mario Falak, durante uno de los ejercicios de entrenamiento, no es capaz de atravesar un río por una tirolina y éste lo toma bajo su protección.
Y esa noche ante la tardanza en volver a casa, Christina, la esposa, llama al cuartel y se marcha de casa con los niños.
Eismayer termina confesándole que es gay.
Con la excusa de que Falak le arregle la televisión se queda a dormir en su casa y se acuesta con él.
Cuando se enamora de este joven soldado, abiertamente gay, su mundo se pone patas arriba.
Eismayer enferma de cáncer e ingresa en el hospital.
Seis meses después le relevan de su puesto y el 31 de enero de 2014 acabaron casándose.
Esta es una historia de amor en un ambiente hostil donde se suele dar la dureza de las actitudes y la violencia.
La interpretación corre a cargo de Gerhard Liebman, un actor que es capaz de representar al más duro militar como al más afectuoso amante, mientras que Luka Dimic, se manifiesta siempre como un gay declarado, encarnando al soldado yugoslavo Mario Falak.
Estamos ante la ópera prima como realizador y guionista de un largometraje del director austriaco David Wagner, que lleva a cabo esta obra de una forma muy realista, con cierta sensibilidad, cuando se podía caer en ciertos momentos en la procacidad e incluso en el ridículo, mientras que por el contrario lleva la puesta en imágenes de una forma correcta y además tiene la virtud de contar esta historia en una duración que no llega a la hora y media.
Tiene escenas con una gran emotividad como la que mantiene con su hijo Dominik, de pocos años, cuando éste le pregunta porqué no quiere a mamá.
Premio del público en el Festival Max Ophüls. Premio Diagonal a Gerhard Liebmann. Gran premio de la Semana de la crítica de Venecia. Premio del público en el Festival de cine europeo de Les Arcs.
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