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CRITICA
Por: PACO CASADO
En las producciones que claramente se enclavan en el género de espionaje es fundamental que haya una misión a realizar, un objetivo a cumplir y todo ello que esté expuesto con la máxima claridad para que sepamos a qué bando pertenece cada uno de los personajes.
Después si ello origina algunas escenas de acción, miel sobre hojuelas.
El escenario de esta historia real no puede ser más peligroso: Oriente Medio, donde las guerras, provocadas por los talibanes, se suceden cobrándose una gran cantidad víctimas inocentes.
Tom Harris, es un agente de la CIA, que tras un misión anterior, en la que destruyó una instalación nuclear, ha sido identificado y su vida corre peligro, por ello ha de huir de Irán en compañía de su traductor afgano, Mohammad Doud, más conocido como Mo, un hombre pacífico que detesta la violencia y la sangre derramada.
Ambos son perseguidos por las fuerzas especiales en Afganistán y por Kahil un peligroso asesino que les sigue en moto para darles muerte.
Después de filtrar una misión encubierta, disponen de poco más de un día para recorrer la distancia de 650 kilómetros que les separan del aeropuerto de Kandahar en Afganistán, donde pueden ser rescatados.
A Tom le espera en Estados Unidos Ida, su hija adolescente, a punto de graduarse y Mo trata de encontrar a su cuñada que ha desaparecido secuestrada por los talibanes y perdido su hijo a manos de un señor de la guerra.
Tras sus talones están las fuerzas de élite del enemigo.
Su objetivo es llegar al aeropuerto de Kandahar donde puede estar su única oportunidad de salvación, mientras son perseguidos, tras averiarse el camión en el que escapaban, por los helicópteros del enemigo dispuestos a acabar con sus vidas.
Gerard Butler es un correcto actor escocés que últimamente se ha dedicado a hacer films de acción que no tienen grandes pretensiones, poniéndose en manos de directores novatos o que no son muy reconocidos, por lo que los resultados no son los más óptimos.
En este caso es la tercera vez que actúa bajo las órdenes del artesano Ric Roman Waugh.
Algo de ello ocurre en esta Operación Kandahar (2023) con un guion de Mitchel LaFortune, basado en hechos reales, parte de ellos vividos por él personalmente cuando trabajaba para la CIA, que resulta poco clarificador, que agrupa casi todas las escenas de acción en el último tercio, con una puesta en imágenes de Ric Roman Waugh, un director especialista en el género de acción, que no es la mejor en cada momento, a pesar de que tiene en su filmografía títulos como La sombra del crimen (2001), que fue el de su debut, El mensajero (2013), Objetivo: Washington D.C. (2019) y Greenland. El último refugio (2020) estos dos últimos protagonizados por Gerard Butler, que parece haber encontrado en él la horma de su zapato.
A todo ello se une que buena parte de las escenas, sobre todo en la parte final con la huida, casi en todo momento se desarrollan de noche, por lo que la fotografía resulta más bien un poco oscura.
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