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CRITICA
Por: PACO CASADO
Tras conocer la trayectoria de un realizador como John Landis capaz de darnos títulos como 'Granujas a todo ritmo' (1980), 'Un hombre lobo americano en Londres' (1981) o 'Cuando llega la noche' (1985), nunca podíamos pensar que se prestara a un juego tan absurdo e idiota de hacer una película como ésta.
Está basada en uno de los cómics más populares en los Estados Unidos, creados por James Marshall y Harry Allard, que tiene como protagonista a Stanley, su mujer y sus dos hijos que rivalizan en ser cada cual más idiota, teniendo por sistema aplicar la estupidez a todas sus acciones, comenzando por el padre que piensa que le roban la basura todas las noches y trata de averiguar lo que ocurre, llegando así a descubrir una conspiración de militares que intentan vender armas a las potencias extranjeras.
Cada una de sus acciones están reducidas al absurdo más absoluto por lo que hay momentos en que el espectador medianamente inteligente ya no puede aguantar más tan larga sarta de idioteces encadenadas.
Si con ello se quiere hacer una crítica a la familia media americana alguien debería quejarse, porque sabíamos que los americanos, a veces, son simples, pero no creemos que lleguen a tanto.
El único entretenimiento que tiene para el aficionado al cine es descubrir los diferentes cameos que han llevado a cabo a lo largo del argumento directores tan conocidos como Robert Wise, David Cronenberg, Costa-Gavras, Norman Jewison o Gillo Pontecorvo.
Lo mejor, la canción Yo mi abuelo soy.
Por lo demás no tiene el más mínimo interés.
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