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CRITICA
Por: PACO CASADO
Al director británico Alan Parker no le gusta repetir géneros.
En esta ocasión ha elegido una novela policiaca de William Hjortsberg 'Falling angel' (El ángel caído) a la que le ha metido unos temas de magia negra y prácticas religiosas que le dan más intriga a la que ya de por sí tiene el género.
Un enigmático caballero encarga a un sucio detective privado que realice una investigación para encontrar a un cantante llamado Johnny Favourite, desaparecido durante la última guerra y con el que tiene una cuenta pendiente, ya que había hecho un pacto con él doce años atrás que finalmente no había cumplido.
La investigación le lleva a las calles de Nueva Orleans, lo que al mismo tiempo añade también un punto de color con los ritmos que se oyen en cualquier punto de la ciudad, viéndose el detective envuelto en una serie de hecho en los que predominan el budú y la magia negra, así como sangrientos e inexplicables asesinatos que le llevan literalmente a un auténtico descenso a los infiernos.
Es ésta la primera incursión en el tema policiaco que hace Alan Parker, pero no se queda en la simple lectura del género, ya que a poco que nos detengamos en los nombres de los personajes, Harry Angel y Louis Cipher (leído de corrido Lu-cifer) vemos que más que una trama al uso hay también la eterna lucha entre el bien y el mal.
No es más que un equivalente a Lucifer y Fausto.
Por otra parte si bien se ciñe al más clásico estilo de cine negro, Alan Parker le da un tono muy particular, con su habitual barroquismo en muchos momentos, paralelismo en el montaje y simbolismo de objetos y ángulos extraños de cámara que unas veces adornan y ambientan la narración, mientras que en otras tal vez despisten algo la atención del espectador que ha de estar muy pendiente de la trama.
Un buen trabajo de los actores Mickey Rourke, que va cada día a más, y también de Robert de Niro.
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