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CRITICA
Por: PACO CASADO
Siempre hemos admirado el valor de autocensura que tiene el cine norteamericano sobre los temas que afectan al país.
Antes era el western, después la política-ficción y siempre, sea en el género que sea, afronta de cara el problema.
El director Arthur Penn en sus películas anteriores demostró su inquietud social que mantendría a lo largo de toda su filmografía, como si fuera el motor que mueve su cine para tratar los temas que más le interesan, usándolo como vehículo para darnos su forma de pensar, con un sentido periodístico admirable que adquirió de los años que ejerció su trabajo en la televisión, medio en el que adquirió su experiencia y de donde dio el salto al cine.
Aquí realiza una radiografía de la violencia norteamericana en una ciudad de provincia, con un buen número de personajes bien diseñados a través del guion escrito por Lilliam Hellman.
La figura central es un sheriff, realista, justiciero, insobornable y deseoso de llevar la paz a todos sus ciudadanos.
La fuga de la cárcel de Bubber Reeves afecta a los habitantes de una pequeña localidad sureña.
El film resulta realmente perfecto de ritmo, de clima dramático, de profundidad de análisis y al mismo tiempo se puede situar en la línea del mejor cine de acción, con un adecuado trabajo de todo el gran reparto, magníficamente dirigido por Arthur Penn. Es un tremendo testimonio sobre la condición humana y la sociedad norteamericana de la década de los años sesenta.
Lo incomprensible es que no fuera ni nominado al Oscar en alguno de sus apartados.
Premio de la Asociación turca de críticos de cine a la mejor película extranjera.
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