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CRITICA
Por: PACO CASADO
El tema del falso culpable o del inocente que es obligado a matar bajo amenaza y el truco de hacer una película en el tiempo real en que transcurre la acción no es novedad.
Porque a estas alturas ya hay muy pocas cosas nuevas en el cine.
Lo primero lo hacía muy bien Alfred Hitchcock, que tan sólo había uno y ya murió.
Lo del tiempo real se ha usado en algunos films anteriormente, como 'Cleo de 5 a 7' (1962), 'Con las horas contadas' (1949), 'Solo ante el peligro' (1952), 'Muerto al llegar' (1988)... y así podríamos continuar con la lista.
Con estas premisas pretende hacer su cinta John Badham teniendo como protagonista a un padre joven que llega a la ciudad en tren, con su hija pequeña de pocos años, y es elegido para que sea la mano ejecutora de un complot contra una candidata a gobernadora mientras da un mitin.
Tiene hora y media para llevar a cabo su crimen, que es el tiempo que dura la película.
El guion alarga las escenas a veces para crear suspense, poniendo relojes por todas partes para que el espectador lleve el control de los minutos que faltan; otras para rellenar el tiempo, y en ocasiones para exponer las dudas y sudores que atraviesa el protagonista ante la posibilidad de perder a su hija si no ejecuta la acción criminal.
Todo el dilema moral está en cómo resolver la cuestión sin cometer tan horrible crimen y evitar a un tiempo que muera una niña inocente.
La dirección de John Badham no logra que, a pesar del suspense que crea el guion, se mantenga la tensión sin que se produzca algún que otro bache a lo largo de la historia.
Saca buen partido, no obstante, de los principales protagonistas, con un Johnny Depp que cambia a cada nuevo trabajo que hace, amoldándose al personaje como un guante al dedo.
Queda así un producto correcto, del que esperábamos más, que no entusiasma, pero tampoco desagrada.
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