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CRITICA
Por: PACO CASADO
Una vez agotada la trilogía inicial de esta historia, ahora volvemos la vista atrás, a los preliminares, concretamente a 64 años antes de que Katniss Everdeen se presentara como tributo y unos años antes de que Coriolanus Snow llegara a ser el tiránico Presidente de Panem.
Esta es pues la nueva adaptación de la novela de la escritora norteamericana Suzanne Collins que tan enorme volumen de ventas consiguió con las primeras novelas, con las que ya tiene abonado el campo, puesto que tanto los lectores como los que después se convirtieron en espectadores de las adaptaciones al cine de las que al final fueron cuatro largometrajes, para que sigan consumiendo estas nuevas aventuras.
En esta ocasión se centra en el personajes de Coriolanus Snow, procedente de una familia pudiente venida a menos, que trata de lograr una beca que le permita estudiar en la universidad, cuando es designado mentor de Lucy Gray Baird la pobre chica elegida como tributo del empobrecido Distrito doce, que dado su estado físico tiene pocas posibilidades de ganar, a la que defiende a ultranza y de la que llega a enamorarse, mientras ella trata de defenderse cantando, sin el carisma de Katniss Everdeen.
Para conseguir la beca su tributo ha de ganar los juegos.
La chica toma como un arma propia el hecho de que sabe cantar, lo que usa en la ceremonia de inauguración de los Décimos Juegos del hambre.
Sus canciones enamoran a los espectadores y de lo que puede hacer carrera, hecho este que no duda en utilizar con su encanto para poder sobrevivir.
Como es sabido por las entregas anteriores, los juegos consisten en una lucha a muerte de los contendientes, una vez que son soltados en las arenas de esta especie de circo, cuyas andanzas son retransmitidas en cada momento a través de la televisión y descritas por un presentador, con la condición de que solo puede quedar uno.
Pero en el juego hay una regla y es que no se pueden cometer trampas y en este caso Coriolanus no se priva de ello y termina siendo castigado.
La narración va por derecho, sin saltos atrás, de manera directa y procurando ser lo más espectacular posible desarrollada en un decorado violento y convulso.
Se trata de contar el ascenso de Coriolanus desde la pobreza a las más altas esferas del poder como se vio en la trilogía.
La verdad es que la historia no interesa grandemente, aunque posiblemente les atraiga más a los fans que siguieron el desarrollo de las anteriores.
El telón de fondo es un Panem postapocalíptico donde se celebran esos juegos a muerte en los que no se priva al espectador de toda clase de violencia, aunque ésta no se muestra claramente.
Esta nueva entrega no es más que fruto de seguir exprimiendo el limón de la taquilla aprovechando el éxito de las anteriores.
La dirección corre a cargo, una vez más, de Francis Lawrence, que ya conocía esta historia al haber dirigido las tres partes anteriores, 'En llamas' y 'Sinsajo 1' y 2, con lo que el estilo de realización tiene aquí una cierta continuidad al respecto.
Tiene el problema de estirar la historia y alargarla en exceso, como viene siendo frecuente de un tiempo a esta parte, resultando finalmente una producción algo irregular en su desarrollo.
En este caso Tom Blyth y Rachel Zegler interpretan a la pareja protagonista con el respaldo de secundarios como Peter Dinklage o Viola Davis, que les superan en cuando a su calidad interpretativa, entre otros.
Premio Hollywood a la mejor canción.
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