|
CRITICA
Por: PACO CASADO
'La ermita' (2023), el segundo largometraje que dirige Carlota Pereda, que debutó tras las cámaras con el colectivo 'The Devil's Tail' (2021) al que siguió la exitosa 'Cerdita' (2022), primero que dirigió en solitario, lo que supone un arma de doble filo, nos ofrece ahora esta historia tras pasar por los festivales de Sitges y el de cine fantástico de Cataluña.
Se trata de un drama sobrenatural que transcurrfe en los escenarios del País Vasco y Navarra que recrea una fábula inspirada en los hombres pájaros, los médicos de la peste del siglo XVII, que viviían aislados y ocultos bajo esas máscara para defensrse de los pacientes y evitar el contagio.
Una historia de fantasmas que avanza con dificultad en su manera de representarla, que oscila entre el pasado y el presente, que empieza con una especie de prólogo con un acto situado siglos atrás en el que Usoa, una niña, es emparedada viva en una hermita escoltada por los hombres pájaros, en una especie de aquelarre.
De vuelta a la actualidad nos encontramos con una niña de ocho años llamada Emma, que quiere ser medium para comunicarse con los espíritus y poder hablar con Usoa, aquella niña que lleva siglos atrapada en esa iglesia que hay en su pueblo.
Para ello trata de pedir a Carol, una mujer que se gana la vida como medium, a la que recurren los vecinos del lugar para conocer su futuro, para que le enseñe cómo se comunica ella con los muertos y consigue hablar con ellos.
La madre de Emma está enferma de cáncer e internada en el hospital, mientras Emma vive con unos parientes y cree que será el único camino para poder hablar con ella cuando le llegue la hora de su muerte.
A lo largo del argumento se pueden observar temas como el amor maternofilial, la orfandad, el drama, los fantasma, la muerte, la infancia, el sentimentalismo o la reconciliación con aquellas personas de nuestro entorno.
El guion está escrito por Carlota Pereda en colaboración con Carmelo Viera y Albert Bertran Bas en el que encontramos algunas cuestiones que no acaban de encajar en lo que creemos normal, como que una niña de corta edad quiera comunicarse con los muertos, que lea un viejo libro en latín, o que salga de casa a altas horas de la noche, por citar tan sólo esta cuestión que nos parece más sobresaliente.
No obstante hay que resaltar que la actuación de la niña Maia Zaitegi es realmente excelente para su corta edad de ocho años.
Por otra parte el personaje de Carol no acaba de estar bien perfilado, no por culpa de Belén Rueda, que trata de defenderlo lo mejor posible, y con el que vuelve a un género que le dio tanto nombre como 'El orfanato' (2007), poniéndose en el personaje de esa escéptica falsa medium atormentada por su pasado.
Por otra parte la narración se nos antoja un tanto confusa.
Hay algunos diálogos en vasco que no son traducidos y por otro lado el sonido no nos resulta claro.
MÁS INFORMACIÓN DE INTERÉS
BANDA SONORA
VIDEO ENTREVISTAS
PREMIERE